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El asfalto se come al viñedo en la Comunidad de Madrid: de 30.000 hectáreas a 6.500

La vendimia de este año ha permitido cosechar 6,3 millones de kilos de uva, con buena calidad y unas bodegas empeñadas en salvar el cultivo pese al crecimiento del ladrillo

Aunque las previsiones iniciales auguraban una cosecha mayor, dadas las precipitaciones acaecidas en el otoño anterior y durante la primavera, con las que se atenuaban dos años de mucha sequía, los calores estivales acabaron estresando mucho tanto las plantas como los frutos.

La uva que ha llegado a las bodegas es más pequeña, pero excelente. El gran avance de la vendimia 2025 es el enorme avance de esa calidad.

“En términos de calidad, estamos hablando de uno de los mejores años desde que nació la denominación de origen”, valora el presidente de Vinos de Madrid Francisco José García.

Aunque los primeros pasos se remontan a mediados de la década de los ochenta, esta Denominación de Origen inició su andadura oficial en noviembre de 1990. “El clima de Madrid cada vez es más seco, falta agua, los cultivos sufren, pero a la calidad de la uva, contradictoriamente, le ha favorecido”.

Endemismos y retos

El de la vid es junto al olivar el principal cultivo de la Comunidad de Madrid en términos de superficie y producción.

Cuenta con cuatro zonas productoras (Arganda-Colmenar de Oreja-Belmonte de Tajo, El Molar, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias) y también presenta especies endémicas de la región, sobre todo en uva blanca, como son la albillo real en el área de San Martín de Valdeiglesias y la malvar, que crece en los viñedos del sureste.

La vid no ha vivido con indiferencia la evolución socioeconómica de la comunidad y es un hecho que en las últimas décadas ha disminuido su presencia en el territorio. Francisco José García pone el foco hace tres o cuatro décadas atrás, cuando su superficie superaba con holgura las 30.000 hectáreas.

Más allá de esta realidad, la uva también afronta su propio desafío con el sostenimiento del viñedo en vaso frente al de espaldera. Actualmente el porcentaje entre ambas modalidades se encuentra en un 80% frente a un 20%, pero de año a año los segundos han ido creciendo en presencia frente al viñedo tradicional.

La Comunidad de Madrid, en este sentido, ha establecido ayudas de hasta 200 euros por hectárea de viñedo en vaso con cepas de 40 o más años para estimular la permanencia de este tipo de cultivo con un gran valor tanto ecológico como paisajístico que se traduce en una mayor calidad del fruto.

Exportaciones y desafíos

Los de la Comunidad de Madrid han incrementado en su reconocimiento y su notoriedad dentro del segmento de los vinos medios y actualmente más de un 30% de la producción total, tintos y blancos, se exporta fuera de España. Estados Unidos, Suiza, Reino Unido o Alemania son los principales destinatarios.

La aplicación de nuevas políticas arancelarias en algunos de estos mercados aún no ha dejado su impronta. Desde Vinos de Madrid, Francisco José García señala: “Hasta el final de año no vamos a saber realmente si los aranceles no han afectado en las ventas. Por supuesto, y más en un sector como el de los vinos de Madrid, un segmento medio donde el precio siempre es un factor de elección importante, todo puede tener su repercusión. Si más o menos, lo sabremos con exactitud en el primer trimestre de 2026”.

Otro de los grandes desafíos que afronta el vino de Madrid es el del consumo. “El vino, como otras bebidas, no está pasando un buen momento a nivel internacional. Hay una bajada de consumo que sobre todo se nota en los vinos tintos. Se ha pasado de ser consumido como un alimento a un consumo más esporádico, eso sí asociado a caldos de mucha más calidad. El consumo, por tanto, se ha resentido por esta dinámica”.

Concluye García: “Desde Vinos de Madrid trabajamos para cambiar la percepción: primero que se sepa que en Madrid se produce vino, que muchos aún lo ignoran, y que son de gran calidad. Los mercados exteriores han admitido los vinos madrileños, son reconocidos… Y después, las barras. Estamos cada vez más en cartas, pero aún hay que trabajar el consumo en las barras, hacer que sea tan natural pedir un Madrid como un Rioja o un Ribera”.

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