El desarrollo de la bioeconomía no solo es una oportunidad, sino que es una verdadera necesidad, dado que los recursos son limitados y que los residuos de la actividad vitivinícola contienen una alta concentración de materiales estructurales que pueden ser valorizados.
Así lo señala Rebeca Díez, responsable del Centro de Biocombustibles y Bioproductos de Itacyl, situado en Villarejo de Órbigo (León), y que participa en Agrotecnológica para dar a conocer experiencias como la del proyecto Biovino.
Se trata de un proyecto transfronterizo basado en el desarrollo de estrategias de biorrefinería para la recuperación y valorización de bioproductos y biocompuestos a partir de residuos generados en el sector vitivinícola, desde sarmientos de poda, orujos frescos, orujos agotados “hasta lías para la obtención de diferentes productos bioactivos, bioalcoholes y energía”, destaca Díez.
Como ha recordado la investigadora, el Centro de Biocombustibles y Bioproductos dirige su actividad hacia la valorización de subproductos agrarios y agroalimentarios para la obtención de compuestos de origen biológico, normalmente a través de vías de fermentación o extracción. “El objetivo es que pueda tener diversas aplicaciones. Se obtienen biocombustibles, así como otros compuestos, como taninos, polifenoles, benceno o bioplásticos”, recalca.