La vendimia ha dado comienzo en los bancales de la Sierra de Salamanca, con la primera recogida de la variedad autóctona, la rufete, en los municipios de Villanueva del Conde y Miranda del Castañar.
Desde el consejo regulador se señala que la cosecha será este año escasa, consecuencia de la presencia de mildiu, de la ausencia de lluvias en verano y de la acción de los animales. La estimación es que se cosechen unos 200.000 kilos de uva. A cambio, se espera una producción de elevada calidad.
En la presente campaña se inscribirá una nueva bodega, situada en San Esteban de la Sierra, por lo que ya son 10 las adscritas a la DOP Sierra de Salamanca, que se extiende por la Sierra de Francia, en el sur de la provincia.
El valor de la rufete
Variedad autóctona y predominante en la comarca, la rufete se caracteriza por estar altamente adaptada a la zona, con un racimo de tamaño pequeño y apretado y con un grano de tamaño medio –grande y hollejo medio– fino.
Es una variedad sutil, de compleja elaboración, que aporta aromas delicados con recuerdos a frutas rojas y especiados, con taninos dulces y suaves que aportan elegancia y complejidad a los vinos.
Otras variedades que cabe destacar en el territorio son la garnacha tinta y la tempranillo, conocidas en la zona cómo calabrés y aragonés respectivamente. Ambas son clones de la variedad principal, estando adaptadas a las peculiares características de la sierra debido a un proceso evolutivo y adaptativo de varios siglos.
Esto les confiere pequeñas características diferenciadoras respecto a la variedad en general.