En un contexto donde las amenazas para el regante son múltiples y variadas, es crucial que las voces de quienes viven y trabajan en el campo sean escuchadas. La escasez de agua es solo una parte del problema; hay una gestión “ideológica” que se está imponiendo, donde las decisiones parecen priorizar cuestiones ambientales por encima de la necesidad de las personas que dependen de la agricultura y la ganadería. No podemos seguir así.
El regadío no solo genera desarrollo en nuestras comunidades rurales, sino que también es responsable de la producción de alimentos esenciales para abastecer a la población. En este sentido, la gestión del agua debe ser una cuestión de Estado, un compromiso firme con aquellos agricultores y ganaderos que, a pesar de las innumerables dificultades, siguen viendo oportunidades en el sector agrícola y ganadero.
En 2023, el sector agroalimentario aportó 119.140 millones de euros, lo que representa un 8,9% del PIB nacional y generó 2.394.353 empleos, es decir, el 11,3% del total de empleos en España. Estas cifras son contundentes y subrayan un hecho fundamental: gran parte de este éxito se debe a los regadíos.
¿Deberían estas cifras importarnos a todos? La respuesta es un rotundo sí. Los desafíos que afronta el regadío no son solo problemas locales; son cuestiones que atañen a la sociedad en su conjunto. La deriva que estamos observando en la gestión del agua es preocupante y plantea interrogantes sobre nuestro futuro colectivo.
En este contexto, el IV Congreso Nacional de Regadíos de Aguas Subterráneas se convierte en una plataforma donde regantes de toda España toman la palabra para reclamar reconocimiento y medidas efectivas que aseguren un presente y futuro para el sector. Este encuentro es una oportunidad para reflexionar sobre el papel fundamental de la agricultura en nuestra sociedad y para articular un llamamiento a la acción.
Es una ocasión para recordar que la defensa de nuestro campo y la soberanía alimentaria deben ser una preocupación compartida por todos, desde agricultores y ganaderos hasta responsables políticos y ciudadanos.
La cadena alimentaria tiene que reafirmar su compromiso con el campo. Es momento de actuar, dialogar y encontrar soluciones que prioricen el desarrollo sostenible del sector y el bienestar de las personas que trabajan en él.
“La agricultura es la base de la civilización y cualquier sociedad que olvida su agricultura se está condenando a desaparecer”.
A. J. Smith.
Estas palabras cobran especial significado ante una actualidad marcada por la DANA del 29 de octubre, que sembró la tragedia en nuestro país, especialmente en la provincia de Valencia. El equipo de la Revista Campo ha elaborado este último número de la publicación en condiciones muy dolorosas, conmocionado ante las pérdidas humanas provocadas en esta catástrofe. Vaya desde aquí el abrazo más solidario que sea posible para las víctimas.
