Ricardo Ortega
Las altas temperaturas y el tiempo seco registrado en gran parte de España durante el otoño han condicionado la actividad agraria durante lo que llevamos de otoño, con un cereal que apenas se ha sembrado y una colza que se sale de la ecuación, al menos en secano.
Las campañas de recolección se han celebrado con el sosiego y la tranquilidad necesarias, desde la uva y el girasol hasta la patata, y con producciones que se han adelantado dos semanas, como en el caso del maíz.
En septiembre las temperaturas fueron superiores a lo normal, sobre todo en el este de la Península y en los archipiélagos. Las precipitaciones solo alcanzaron el 57% de su valor normal, y eso que ha habido lluvias torrenciales en el este peninsular y Baleares.
En octubre, por su parte, la precipitación media ha sido de 33 litros por metro cuadrado, más o menos la mitad de lo que debería haber llovido, si nos atenemos a la media de los últimos años: 68 mm por metro cuadrado.
Hasta seis estaciones meteorológicas de la Comunidad Valenciana han registrado más de 200 litros por metro cuadrado. Pero las precipitaciones han caído espaciadas y sin causar grandes daños.
En el resto de España el paisaje es desigual. En la segunda parte de octubre han caído más de 20 litros en diversos puntos de Galicia, mientras en la mitad sur se habla de sequía: cero litros en provincias como Córdoba o Sevilla, aunque en la costa andaluza se han registrado algunas tormentas.
En Castilla-La Mancha la lluvia no acompaña: cero litros en Toledo y apenas dos en Albacete. Tampoco ha llovido en gran parte del valle del Ebro, mientras en el Duero sí ha habido precipitaciones, aunque escasas: al cierre de esta edición habían caído 7 litros en zonas de Zamora y Valladolid, mientras solo habían caído 6 en León capital.
Un girasol irregular
La alegría en el caso del girasol va por barrios. Tiempo habrá de hacer balance en la mitad norte, pero en el sur ha habido rendimientos muy pobres. En provincias como Córdoba la media no alcanza los mil kilos por hectárea.
Los rendimientos grasos han sido muy heterogéneos, con un perfil más favorable allí donde las siembras fueron más tempranas, a partir del mes de febrero.
En cuanto a las cotizaciones, son algo superiores que la campaña pasada, pero los bajos rendimientos hacen que la rentabilidad quede muy lejos. Las lonjas establecen precios de referencia por debajo de los 550 euros para el alto oleico y de apenas 450 para el linoleico.
La remolacha, en el filo
En el sur tampoco hay buenas noticias en relación con la remolacha. En Andalucía pocos agricultores han superado las 60 toneladas por hectárea, cuando hace años era normal superar las 100. Y ello en plena crisis de los precios internacionales del azúcar.
En la última campaña se habían sembrado apenas 6.000 hectáreas y se ha anunciado que no habrá molturación en Jerez en 2026, lo que pone en cuestión el futuro de la producción en Cádiz y Sevilla.
En la mitad norte de España, la cooperativa Acor abrió la planta de Olmedo el 20 de octubre, mientras Azucarera afronta la primera campaña con una sola planta, la de Toro, que abre sus puertas a finales de mes.
En muchas comarcas se ha seguido regando la remolacha para que la raíz siguiera produciendo azúcar. “Las condiciones atmosféricas, junto a un mejor uso de fungicidas, han ayudado a controlar las enfermedades foliares del fin de ciclo”, destaca Salomé Santos, directora agrícola de Azucarera.
Gracias a ello la remolacha no ha sufrido ataques agresivos de cercospora y se contempla un cultivo con mayor porcentaje de masa verde. Todo apunta a que habrá mejores rendimientos.
Las compañías confían en que este calendario dé tiempo a la remolacha a llegar a su máximo potencial de sacarosa. “Los arranques se realizarán teniendo en cuenta la madurez del cultivo”, recalca Salomé Santos.
Para ella, el hecho de que toda la remolacha contratada por Azucarera se entregue en la fábrica de Toro no supondrá ningún trastorno para el agricultor, “porque de la logística del arranque, la carga y el transporte, se ocupará como siempre Azucarera”, señala.
La patata está a la espera
En el caso de la patata tiene tanta importancia la meteorología como el comportamiento del mercado. Los productores de papa de Tenerife y Gran Canaria mantienen el producto en el almacén en espera de poderlo vender a un precio digno. Pesan mucho las importaciones, sobre todo de países como Israel.
En amplias zonas de Castilla y León los que plantaron sin contrato mantienen el tubérculo en la tierra en espera de comprador, pero con un riesgo cierto: muchas variedades para lavado no admiten el seguir enterradas y comienzan a brotar, lo que va a dificultar mucho la comercialización.
En Europa el área cultivada aumentó este año un 5,5% hasta en 1,47 millones de hectárea. La producción de Alemania, Francia, Bélgica y Países Bajos supera la capacidad de la industria procesadora, con grandes volúmenes adicionales producidos fuera de contrato, a la vez que han entrado en el mercado dos actores importantes como son China e India, con cosechas récord que superan con creces la capacidad de almacenamiento local. Por si fuera poco, Egipto y Turquía se consolidan como exportadores importantes a nivel mundial.
En Francia, mientras tanto, la cosecha se sitúa en un récord de 8,3 millones de toneladas, con un aumento del 13%. El 80% de la patata francesa está amparada en contrato, pero el 20% restante pueden ser 1,66 millones de toneladas, casi la producción de España. Y ese enorme excedente ya se mueve a precios irrisorios.
En Galicia hay producciones irregulares por culpa de las fuertes lluvias registradas en el momento de la plantación. En muchos municipios se sembró entre finales de mayo y bien entrado el de junio.
Además, las altas temperaturas del verano mataron muchas plantas y redujeron el número de tubérculos. La situación es muy irregular incluso dentro de una misma parcela, en general con la tierra muy seca y una patata que no ha desarrollado una piel lo suficientemente gruesa.
La falta de lluvia también ha facilitado la cosecha de cultivos forrajeros como la alfalfa en las faldas de la Cordillera Cantábrica y en Aragón. En la provincia de León ha habido rendimientos de 3.000 kilos en secano y 12.000 en regadío. En total, 85.000 toneladas solo en esa provincia.
El maíz se adelanta
En cuanto al maíz, que precisamente tiene en León la principal zona productora, con 72.115 hectáreas, la cosecha viene muy adelantada con humedades muy por debajo de un año normal.
De nuevo, la preocupación en el sector productor pasa por los mercados. Ya hay en puerto un grano a precios muy competitivos que procede de EEUU, Argentina y Uruguay. Con la posibilidad de que llegue también desde Ucrania, puesto que la UE no ha establecido aranceles para esta producción.
Vendimia adelantada, corta y de calidad
La vendimia va finalizando en las comarcas vitícolas más tardías, situadas a lo largo del Ebro. Ha sido una cosecha avanzada en el calendario, corta de producción y de gran calidad, según destaca el sector productor.
En línea con otras proyecciones que se han ido anunciando, la cosecha de vino y mosto en torno está siendo un 10-15% por ciento inferior a la del año anterior, que se cerró en 36,8 millones de hectolitros. Muy lejos de los 40 millones que se alcanzaron en años como 2021 o 2022.
Hay que matizar que el balance difiere mucho según las distintas regiones vinícolas, ya que en algunos territorios se pueden dar caídas de hasta el 40% por las fuertes olas de calor, la sequía o algunas enfermedades de la vid, como el mildiu, que se ha hecho muy presente en el interior de la península.
Aceite de oliva
El sector del aceite de oliva ha anunciado el aforo (previsión de producción) para la próxima campaña, que es de unos 1,37 millones de toneladas. Es una cifra que cae ligeramente respecto a la campaña que acaba de finalizar, pero que está un 19% por encima de la media histórica.
Son datos que permiten excluir las escaladas brutales en el precio de venta al público, al mismo tiempo que garantizan las exportaciones.
Las intensas lluvias habidas en primavera permitieron una floración y cuajado del fruto excelente, que hacía barajar una cosecha muy elevada, pero cuya estimación se ha contenido por las elevadas temperaturas estivales registradas en las principales zonas productoras.
Las condiciones meteorológicas de las próximas semanas serán determinantes para garantizar la evolución de la campaña y el rendimiento de aceite. De hecho, los datos del aforo tienen carácter preliminar y serán ajustados en función del desarrollo de esa evolución. La recolección comienza habitualmente en el mes de noviembre.
Por territorios, la estimación refleja un descenso del 5% en Andalucía, la comunidad más productora, donde se pueden alcanzar 1.080.900 toneladas: en torno al 79% del total nacional.
También descenderá la producción en la segunda región productora, Castilla-La Mancha, donde se prevén 121.500 toneladas, un 17 % menos que en la campaña 2024/25. En Extremadura, tercera comunidad productora, se espera por el contrario un incremento en torno al 3%, para una producción estimada en 80.500 toneladas.
Por provincias, Jaén, principal productora, registrará 475.000 toneladas de aceite de oliva, un 15,3% menos; seguida de Córdoba, con 269.100 toneladas y una caída del 7,5%. Sevilla, con 130.000 toneladas, verá descender su producción en un 16,5%; y Granada, con 117.200 toneladas, puede caer el 5,5%.
Como siempre, el libreto en la costa mediterránea tiene su propia música. Ha habido fuertes lluvias a finales de septiembre y principios de octubre, con serios problemas en lugares puntuales pero beneficiosas con carácter general. La peor parte ha sido para cultivos como el arroz, que estaba pendiente de segar, o las hortalizas, que son sensibles al exceso de agua.
Buenos rendimientos en el algodón
El inicio de la cosecha de algodón ha sido tardío, de cerca de 15 días de retraso sobre la fecha prevista. La razón hay que buscarla en las fuertes precipitaciones de primavera, que obligaron a retrasar las siembras.
España produce en torno al 14% del total de algodón de la Unión Europea. En torno al 99% se concentra en Andalucía, y el resto en Murcia. “Este año contamos con 46.700 hectáreas frente a las 51.000 del anterior. Recolectaremos más cantidad con menos superficie puesta en producción”, señala Enrique González, Gerente de Coalsa, Colectivo de Algodoneras del Sur de Andalucía.
A pesar de que las altas temperaturas estivales han generado estrés y han afectado a la producción, las previsiones de la Junta de Andalucía son de 132 millones de kilos de algodón, un 30% más que el año pasado.
Los cítricos caen un 10,7%
La campaña de cítricos arrancó el 1 de septiembre en el sur y el Levante. El ministerio estima un aforo inicial de 5,44 millones de toneladas para la campaña 2025/2026.
La producción prevista será 655.000 toneladas inferior a la de la campaña pasada (10,7%) y un 14,2% menor que la media de las últimas cinco campañas. Se configura así la cosecha más baja de los últimos 16 años.
El descenso obedece sobre todo a las excesivas lluvias de primavera, las altas temperaturas en periodos clave del desarrollo de los frutos y los episodios de pedrisco en diversas zonas de cultivo. En naranjas, pequeños cítricos y limones se producirían bajadas significativas, mientras en el caso del pomelo se alcanzará una cifra récord, según esas previsiones.







