Una buena elección de variedad y haber acertado con el ciclo ha permitido a muchos agricultores mirar de tú a tú al cereal de secano incluso en un año tan cuesta arriba como 2019. Rosana Baranda, de Marisa, destaca el papel que ha tenido la rusticidad
Son muchas las voces que señalan que el agricultor de secano ha podido ‘salvar los muebles’ y evitar el desastre que muchos anunciaban. Los rendimientos no han sido elevados, eso es cierto, pero la pericia del agricultor y la ayuda ocasional de las tormentas han permitido que, por ejemplo, el agricultor Enrique Frutos haya conseguido en Langayo (Valladolid) 3.000 kilos de cebada Lavanda que había sembrado tras otro cereal, 3.700 kilos sobre girasol y 3.900 después de un barbecho. Se muestra “muy satisfecho” del comportamiento de esta cebada, “que se ha comportado muy bien en un año difícil”.
Enrique Acebes, de Campaspero, también destaca que la Lavanda “se ha portado mejor que otras variedades que hemos cosechado para terceros”. El peso específico que ha obtenido con esta cebada ha sido de 68. En cuanto al trigo, el Filon ha ido bien. Y hay otra variedad de trigo con buenos resultados en secano: Camargo. “Quien los sembró pronto acertó porque este año han demostrado que es una variedad precoz y rústica, con unos resultados muy por encima de otros trigos”, resalta Acebes. De hecho, niega que 2019 se pueda calificar como ‘malo’ para el cereal.
El trigo, peor
Por su parte Ramón Martín, de Valbuena de Duero, apunta que el trigo “se ha llevado la peor parte”, aunque destaca que ha obtenido producciones de 1.500 y 2.000 kilos, “a pesar de que pensábamos que no lo íbamos a cosechar”. En cuanto a la Lavanda, “hemos tenido parcelas de 3.500 kilos o más, cuando pensábamos que no llegarían a los mil kilos”.
José Antonio Martín, gerente de Agrotécnica El Alamillo, conoce bien el entorno de La Pedraja de Portillo. El año pasado compró a los agricultores del entorno 30 millones de kilos y defiende con argumentos la semilla que vende a los productores. “Este año hemos apreciado diferencias muy importantes entre variedades y las de Marisa-Florimond Desprez han tenido unos rendimientos superiores a otras”, recalca. Le respalda desde Peñafiel Jesús Platero, de Hermanos Platero Maté. Para él la campaña ha sido algo mejor de lo esperado en cebadas, “con producciones que podemos considerar de un año medio”. Los pesos específicos medios son normales.
Las variedades más precoces han tenido un resultado algo mejor que las de ciclo más largo porque la sequía les ha afectado menos. Señala Platero respecto a los trigos que los primeros en sembrarse “han ido bien” y los más tardíos van a tener algo menos de producción “porque les ha faltado un pelín para acabar el ciclo”. En este balance, defiende el comportamiento de las variedades de Marisa-Florimond Desprez. “En cebada me quedo con la Lavanda, que ha sido la número uno en las zonas más tempranas, mientras que en las zonas más frescas, más tardías, Ibaiona ha tenido un comportamiento muy bueno”. Es una cebada de dos carreras, precoz, con un peso específico muy elevado y tolerante a enfermedades como el oídio o la roya parda.
También apunta que entre las cebadas de ciclo corto le ha sorprendido el comportamiento de la Solís. “Es una cebada que tiene mucho recorrido en el entorno del Duero porque tiene un abanico muy amplio para la siembra, se hace en poco tiempo, es rústica y da pesos específicos altos”. “Esas tres variedades han salido muy por encima de otras, y la prueba está en el grano que guardo en la nave”, remacha.
En cuanto a trigos, destaca Camargo, Filon, Andalou y Porticcio, “que como mínimo estarán en la media de producciones, pero en muchos sitios quedarán por encima”. Por cierto, en regadío el Filon ha batido el récord, con 11.280 kilos, en Villalar. Lo mismo que con la cebada: 9.215 kilos por hectárea con la Lavanda. En ambos casos ha sido el agricultor Alberto Carreño.
Elegir la variedad
La explicación de estos resultados reside en una adecuada elección de las variedades en función de la zona agroclimática en la que nos encontramos. “En el suroeste de Castilla y León requerimos variedades rústicas, pero también precoces, para evitar que al llegar el calor la planta se asure y parte de su ciclo ya esté completo”, subraya Rosana Baranda, de Marisa-Florimond Desprez.
Dada la amplitud y variedad de suelos de la comunidad, “en Florimond Desprez disponemos de un abanico muy amplio de variedades para escoger que se adapte mejor. Con el objetivo de tener el mayor rendimiento, que es lo primero que busca el agricultor, pero también con variedades rústicas, que aguanten bien la sequía porque el agua es hoy un factor limitante en España”.