1) De entre los sectores que más impacto tienen en la sostenibilidad medioambiental del mundo, ¿Dónde se situaría el sector agrícola? ¿Es de los más importantes y que más puede contribuir a la sostenibilidad global?
“El único sector económico de España que no ha conseguido reducir su huella de carbono en los últimos catorce años es el de la agricultura y la ganadería. Las emisiones de gases contaminantes derivadas de estas actividades se sitúan en el tercer lugar detrás de la industria manufacturera y los hogares. El sector que produce la comida en nuestro país contamina un 35% más que el sector eléctrico. Las cifras corresponden al cierre del año 2021 y las ha publicado el Instituto Nacional de Estadística.
El sorpasso entre agricultura-ganadería y energía eléctrica lleva un par de años fraguándose. Se vio afectada por la pandemia, pero en 2021, año de vuelta más o menos ya a la normalidad, la distancia de emisiones entre ambos se hizo más que notable.
Los impactos de la agricultura industrial son devastadores para el medio ambiente y las comunidades humanas. La agricultura y ganadería intensivas provocan la degradación de los suelos, el uso masivo de tóxicos, el acaparamiento de tierras y el consecuente desplazamiento de comunidades, entre otros impactos.
Además, la agricultura industrial se ha mostrado incapaz de alimentar a la población, ya que millones de personas en el mundo continúan pasando hambre.
La apuesta por la agricultura sostenible, aquella que es respetuosa con el medioambiente, rentable y social, se ha convertido en una prioridad”.
2) Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda europea 2030 es el de “llevar a cabo un cambio profundo en el sistema agroalimentario mundial si queremos alimentar a más de 820 millones de personas que padecen hambre y a los 2000 millones de personas más que vivirán en el mundo en 2050. El aumento de la productividad agrícola y la producción alimentaria sostenible son cruciales para ayudar a aliviar los riesgos del hambre”.
¿Qué relación tiene la sostenibilidad agrícola con el hambre en el mundo y el abastecimiento?
“Los productos biofertilizantes y la modificación genética de variedades agrícolas pueden ofrecer alternativas a la hora de mitigar el hambre en el mundo y, al mismo tiempo, avanzar hacia una agricultura más sostenible. Entre sus ventajas están mayor resistencia a los agentes externos (sean plagas, condiciones climáticas o productos químicos) y mayor productividad con menos insumos”.
¿Puede el sector agrotech contribuir al cambio climático?
“En el sector agrotech los retos tocan a la puerta y la conclusión es que el tiempo apremia, solo con la biotecnología será posible una producción agrícola sostenible y garantizada en el futuro.
Los avances biotecnológicos y la digitalización son la clave para producir más alimentos con menos recursos. Contamos con los equipos y herramientas agronómicas digitales necesarias para aumentar la productividad de nuestros campos de forma eficiente, reduciendo el impacto medioambiental para hacer frente a ambos retos a la vez, el desabastecimiento y el cambio climático”.
¿Cómo contribuye Rooteco a esta causa?
“El aumento de la productividad agrícola obtenida con el uso de los productos de Rooteco y la producción alimentaria sostenible son cruciales para ayudar a aliviar los riesgos del hambre como objetivo corporativo en nuestro caso”.
3) ¿Qué es el SIM (sistema integral microbiológico) que utiliza Rooteco y qué beneficios comporta?
“Se trata del uso selectivo y ordenado de organismos o paquetes de microorganismos eficientes que pueden ser aplicados tanto por vía del suelo como foliar, para que completen el microbioma de la planta promoviendo la eficacia en la toma de nutrientes, una mayor resistencia a estreses, una mayor productividad y sobre todo una mayor sostenibilidad.
El SIM no es ni más ni menos que un modelo donde vamos a tratar de que haya un equilibrio entre todas las zonas rizosféricas a partir de 4 puntos fundamentales. Nosotros consideramos en este modelo un hongo micorrícico selectivo. Si tenemos en cuenta que los sistemas agrícolas intensivos son monocultivo, y que hay una pérdida de diversidad vegetal y que ponemos un cultivo objetivo donde lo hemos seleccionado, donde los microorganismos del suelo se han seleccionado negativamente a partir del uso de insumos químicos, pero tenemos que tener un microorganismo que sea eficiente en el sistema, y para ello pensamos siempre en un hongo micorrícico regular, como un microorganismo generalista directo con la planta que funciona y activa muchos mecanismos de nutrición de la misma.
Ese hongo nosotros consideramos que tiene que estar muy relacionado con la tolerancia a los suministros de nutrientes, porque no vamos a quitar al sistema intensivo los nutrientes, porque dejamos de producir, entonces tenemos que acoplar esos nutrientes con este hongo y también pensamos introducir ya los microbiomas que faltan, a partir de microorganismos asociativos, y de microorganismos de vida libre, o incluso endófitos, todo selectivo y tolerantes a las condiciones químicas de sus cultivos, que son necesarias, si no no produciríamos, y al final unas buenas prácticas agrícolas”.