En un momento de precios buenos para la patata, quemar puede ser una gran idea para asegurar la rentabilidad. A veces es mejor pájaro en mano y aprovechar la situación del mercado para vender antes que esperar a una hipotética mayor producción. Y el quemado es un seguro de vida para adelantar las cosechas sin alterar la calidad. En gran parte de la geografía española ya se ven plantaciones de patatas que han optado por esta solución.
David Vallejo, director técnico de O2 Agricultura, asegura que esta alternativa es muy positiva para los agricultores porque esta solución deriva en que “la piel se haga antes, el color se mantenga, y se eviten con ello los rozamientos en el arranque, por lo que el agricultor no sufre los descuentos de ello”. Utilizar el desecante también reduce el riesgo de infección por enfermedad del tubérculo.
El experto recuerda que el quemado tan solo requiere la aplicación de un producto secante que es mejor utilizar en días muy soleados, y acompañado de la utilización de mucha agua. “Hay dos productos permitidos, el piraflufen y carfentrazone, pero nosotros usamos el primero, porque viene con unos mojantes incorporados y suele funcionar mejor”.
El técnico recuerda que es importante cumplir los plazos de seguridad de las etiquetas, y que “en este caso tenemos 14 días de seguridad que debemos esperar desde la aplicación del producto hasta que se puede coger la patata”.