El Parlamento Europeo aprobó este jueves, con 411 votos a favor, 100 en contra y 78 abstenciones, una nueva legislación que impone aranceles de hasta el 100% a los fertilizantes nitrogenados procedentes de Rusia y Bielorrusia.
La medida entrará en vigor el 1 de julio y se aplicará de forma progresiva durante tres años.
Todos los eurodiputados españoles del PP y el PSOE (excepto Elena Sancho) han votado a favor de esta propuesta. Los eurodiputados españoles de Vox han votado en contra, excepto Jorge Buxadé, que no ha votado.
También han votado en contra Alvise Pérez y Estrella Galán, de Sumar. Se han abstenido Irene Montero, de Podemos, y los dos europeos elegidos en la lista de SALF pero que han abandonado el partido: Nora Junco y Diego Solier.
Aunque las organizaciones agrarias han puesto el grito en el cielo y han advertido de que esta medida incrementará el precio que el agricultor paga por el fertilizante, los fabricantes de abonos, integrados en ANFFE, la han aplaudido.
La Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (ANFFE) considera positiva la aprobación de los aranceles, decisión que representa «un paso firme» hacia una Europa más autosuficiente y resiliente. Además de debilitar la economía de guerra rusa, «estas medidas contribuirán a reforzar la producción europea de fertilizantes y a proteger a nuestro sector agrícola frente a la competencia desleal».
La industria europea de fertilizantes es clave para garantizar la seguridad alimentaria, apoyar la transición climática de la UE y preservar la resiliencia industrial del continente.
Sin embargo, desde la invasión de Ucrania, los productores rusos se han beneficiado de precios del gas artificialmente bajos y de normativas ambientales laxas, lo que les ha permitido inundar el mercado europeo «con productos a precios injustamente reducidos». Esta práctica ha distorsionado el mercado, debilitando la competitividad de las empresas europeas, provocando cierres de plantas y poniendo en riesgo miles de empleos, según ANFFE.
En el caso de España, las importaciones de fertilizantes rusos se han disparado más de un 75% en el año agrícola 2023/2024. Esta dependencia creciente amenaza la estabilidad del sector y la capacidad de los agricultores de acceder a productos de calidad a largo plazo.
Según la agencia Argus, los aranceles podrían suponer un aumento de precio inferior a los 10 dólares por tonelada de fertilizante. Por su parte, la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea (DG AGRI) estima que un incremento de 10 euros por tonelada en el precio de la urea solo tendría un impacto del 0,12% en los costes totales de producción para una explotación agrícola media, y del 0,24% en el caso de los cultivos herbáceos.
Además, el suministro está asegurado. Existen alternativas viables en mercados como Egipto o Argelia, con precios competitivos. Asimismo, se prevé que los productores europeos reactiven parte de su capacidad inactiva (actualmente en torno al 30%), lo que fortalecerá la producción interna y reducirá aún más la dependencia de Rusia.
La industria española cuenta con una capacidad de producción de unos 7,7 millones de toneladas anuales (entre productos intermedios y finales), mientras que el consumo nacional no llega a los 5 millones de toneladas. Esto demuestra que España tiene la capacidad suficiente para cubrir las necesidades del campo con producción nacional.
Con esta decisión, las instituciones europeas envían un mensaje claro: proteger la industria europea de fertilizantes es proteger el empleo, la economía agrícola y la seguridad alimentaria del continente. «Cuanto antes se apliquen estas medidas, antes podrá Europa avanzar hacia un modelo más justo, competitivo y sostenible», remachan desde ANFFE.