Después de varios años en que el ganadero se ha quedado sin margen ante la subida disparatada de los costes de producción, este año empieza a verse algo de luz al final del túnel.
Es el caso del precio de los piensos, que ha bajado cerca de 40 euros por tonelada.
Sin embargo, siguen muy elevados precios como el de la harina de soja, que distribuyen entre ganaderos y fábricas de piensos compañías como Oleosoja.
Con sede en Gomecello (Salamanca), la empresa adquiere la harina de soja principalmente a los puertos de la península, desde Bilbao hasta Oporto, para distribuirlo por provincias como Salamanca o Segovia.
Como en tantas áreas de actividad, no hay problema de desabastecimiento, aunque su labor tiene un escollo muy importante en la logística.
Cuesta mucho encontrar camiones disponibles, de modo que sirve de muy poco disponer de buenas infraestructuras del transporte si, después, no hay profesionales dispuestos a trabajar de camioneros, como apuntan desde Unistock, la patronal que agrupa a los almacenes de puerto.
Tanto la coyuntura internacional como los problemas logísticos hacen que el precio de la harina de soja se encuentre “disparado”, tanto la del 44 como la del 47%.
En la última semana de septiembre esta harina se vendía a 524 euros por tonelada en Gomecello, con lo que el fabricante o el ganadero deben sumar a esa cifra el coste del transporte.
El principal origen de esta materia prima está al otro lado del charco, en países como Brasil o EEUU. La semana pasada se pagaba a 505 euros por tonelada en el puerto de Barcelona.
