Alfonso Palomo
El mercado de materias primas sigue sometido a un escenario complejo: una baja producción en España viene acompañada de abundantes cosechas en el conjunto del mundo. Como consecuencia, el mayor reto del sector cerealista es de logística, de servicio. La llegada de cereal a los puertos descarta subidas en el precio a corto plazo.
Mientras España pone a prueba la capacidad de sus infraestructuras, los agricultores hacen números ante la nueva sementera.
Muchos esperamos que las condiciones atmosféricas sean favorables y que el agricultor regrese a la senda de la rentabilidad. Un aspecto positivo: el precio de los insumos sigue alto, pero es mucho más competitivo que hace un año.
¿Y el precio del cereal? Los mercados podrían repuntar algo el año que viene por el nivel de reservas, pero lo previsible es que permanezcan estables en lo que queda de año. Solo hay que ver toda la mercancía que llega los puertos.
Con todo, existe un grado de incertidumbre nada desdeñable. India, con 1.400 millones de habitantes, podría empezar a importar trigo, con el consiguiente desequilibrio para el comercio internacional.
Al mismo tiempo, China ha dejado de crecer al ritmo de los últimos años, pero nadie sabe cuáles serán sus cifras. O el volumen de sus importaciones.
Y mientras tanto no se vislumbra un arreglo para la guerra en Ucrania. En julio, Rusia puso fin al corredor del mar Negro y, pese a todo, las mercancías siguen llegando. Tiempo de espera.
