La versatilidad de una marca como Grimme permite a Alfersán ofrecer a cada agricultor la máquina que mejor se ajusta a sus necesidades. La vocación de servicio cobra un nuevo significado cuando comprador y vendedor llegan a pensar de la misma forma
“Nuestra intención como vendedores no es que el agricultor se lleve la máquina más cara, sino la que mejor se adapta a sus necesidades, porque preferimos ganar menos dinero pero poder ir a su pueblo y tomarnos un café sabiendo ambos que hizo una buena compra”.
Así resume Javier Aguilera, director de Alfersán, la filosofía de una compañía volcada con el servicio al cliente. El mayor reto desde que la empresa abre sus puertas cada día es el de escuchar al agricultor, ponerse en su lugar y ser capaz de darle una respuesta para cumplir sus objetivos de producción.
En esta labor se empeña un equipo técnico y comercial que invierte muchas horas en formación, puesto que resulta fundamental conocer todos los secretos de una maquinaria cada vez más tecnológica. Otra de las claves reside en contar con las principales marcas de Europa, cuya gama es tan amplia, y con tantas posibilidades de regulación, “que nos permite hacer un traje a la medida del agricultor para que le saque el mayor rendimiento”.
Volcados con el cliente
Alfersán destaca por un servicio de repuestos que busca la excelencia, con un stock muy importante y la posibilidad de que, en caso de no disponer de la pieza, le pueda llegar al cliente en cuestión de horas. Este servicio gana peso a medida que la empresa va creciendo, de modo que al hacer pedidos más importantes al fabricante también se beneficia de mayores descuentos. Es lo que le permite ofrecer las piezas en condiciones competitivas, gracias a lo cual las ventas de repuestos se han triplicado en los últimos siete años.
Gracias a esa filosofía la compañía se encuentra en pleno proceso de expansión. A día de hoy dispone de unas instalaciones de más de 4.000 metros cuadrados, con un almacén de recambios que supera los 500.
Necesidades de formación
El equipo cuenta hoy con doce personas, pero no deja de crecer, sobre todo en taller. El problema de la compañía es el mismo que el de otras empresas del sector: la falta de profesionales formados, quizá consecuencia de un sistema educativo que no tiene en cuenta las necesidades de quienes dan empleo. “En Alemania, toda empresa que supere determinado volumen está obligada a dar formación en sus instalaciones; no prácticas, sino una formación completa”, recalca Aguilera, para quien España y Castilla y León deberían tomar buena nota.
De este modo, en una sociedad con altos niveles de desempleo hay numerosos puestos sin cubrir. También sucede en el propio campo, donde escasean de forma alarmante los tractoristas capaces de manejar máquinas que han supuesto una inversión muy importante.
“Encontrar un buen tractorista es tan difícil como encontrar un diamante”, lamenta Aguilera, para quien muchas explotaciones familiares deben manejar las máquinas entre padres e hijos, y no tienen vida. “Por eso muchas veces detectamos que vienen a nosotros en busca de máquinas que hagan más sencillo el trabajo: vienen a comprar tiempo”, apunta.
Una marca alemana de espíritu global
Para el cultivo de la patata Alfersán tiene su ‘alter ego’ en Grimme, el fabricante líder en este cultivo para todas sus fases, “desde que el agricultor empieza a pensar en plantar hasta que la almacena y la saca al mercado”. Porque las máquinas de esta firma alemana abarcan preparación de suelo, tratamientos, siembra, recolección, almacenamiento y extracción del almacén para comercializar la patata. “Toda máquina que puedas pensar la tiene Grimme, y siempre será la mejor máquina, la más fiable y con una tecnología más adecuada a las necesidades del agricultor”.
Alfersán distribuye las máquinas de Grimme en toda España, en algunas zonas de forma directa y en otras por medio de distribuidores, que cuentan con todo el apoyo de la compañía para que den el mejor servicio.
Grimme representa la eficiencia de las grandes empresas alemanas, lo que se nota en lo más sencillo -como la calidad del acero- y en lo más complejo, como pueden ser las innovaciones tecnológicas. Pero al mismo tiempo se trata de una multinacional de carácter global, “con presencia en todo el mundo y con capacidad para ser flexible, para adaptarse a la idiosincrasia de cada lugar”, apunta.
EVO, cosechadoras arrastradas de elevado nivel tecnológico
Las nuevas cosechadoras de la serie EVO, de Grimme, son máquinas arrastradas pero con un nivel tecnológico muy similar al de las autopropulsadas. Suponen una ‘evolución’, de ahí su nombre, respecto a la serie SE. El canal de arranque es hidráulico, dividido en dos partes. La primera cinta de arranque y la de la hierba tienen el sistema de control de cargas, con una velocidad de movimiento proporcional al avance de la máquina. La separación es por dedos, “sistema que ha demostrado ser muy versátil”, apunta el director de Alfersán. Destaca la EVO 280, que cuenta con una tolva de ocho toneladas, lo que reduce los tiempos de descarga, y una plataforma de clasificación ergonómica, con espacio para hasta seis personas. Puede disponer de un descenso del cabezal de tolva, que permite una entrega cuidadosa de la cosecha al vehículo de transporte.
También se puede destacar el sistema MemoryControl (incluido de serie), para guardar y recuperar fácilmente los parámetros de arranque. Aquí destaca el Speedtronic-Sep, que es opcional y que de forma automática ajusta la velocidad de los separadores y de la cinta de clasificación.
Los dos primeros separadores permiten apartar hojarasca residual y pequeños desperdicios, lo que se realiza por medio de cintas de erizo en combinación con rodillos rascadores. Hay un tercer separador, con la opción de que sea ClodSep (para suelos con muchos terrones) o EasySe, para suelos ligeros con baja proporción de desperdicios. “La EVO 280 permite movernos entre dos extremos: la máxima delicadeza o la máxima limpieza”.
El ‘hermano mayor’ es la EVO 290, la arrancadora de dos hileras más grande del mercado. Es equivalente a la SE 75-55, pero con una tolva de nueve toneladas. Las dimensiones de esta máquina llevaron a diseñarla con una peculiaridad: dispone de tres ejes, dos ruedas en el lado izquierdo y una en el derecho, para poder trabajar sin que la máquina se hunda en la tierra.
Ventor, un gigante autopropulsado
Si cabe mencionar a una máquina entre las joyas de la corona, esa es Ventor 4150, autopropulsada, de cuatro filas, con una tolva de descarga de 15 toneladas y alto rendimiento de separación, con traslación por ruedas. Todo un gigante con 530 caballos de potencia.
Ventor 4150 es la primera cosechadora autopropulsada basada en el concepto de las SE (criba, elevación y separación de hojarasca). Con ella se ha logrado duplicar el rendimiento de los sistemas de dos hileras. Su chasis también ofrece numerosas ventajas prácticas. El desplazamiento de conducción, llamado ‘paso de perro’, permite un rodado completo del suelo con neumáticos anchos y con una frecuencia mínima de pasadas. A pesar de ese paso de perro, el traspaso y desplazamiento del canal de criba asegura una entrega constante y cuidadosa de la primera a la segunda cinta. Mimar a la patata para que llegue al comprador en las mejores condiciones.
Búnker RH, el paso previo a la comercialización
Para Aguilera, la tendencia actual es que la cosechadora se destine exclusivamente a cosechar, mientras que la limpieza y el precalibrado deben realizarse en almacén.
La línea de almacenamiento destaca por sus novedades técnicas. Ya sean tolvas de recepción, cintas transportadoras o cintas telescópicas; se valora principalmente un gran rendimiento, robustez y el mejor trato al producto en cada uno de los procesos de trabajo. Hay muchos motivos para destacar la serie RH. Los cuatro más importantes son:
-Sistema portante: la construcción del fondo de la tolva es libre. La cadena de transporte es robusta, apoyada sobre rodillos laterales grandes, con larga vida útil, resistencia mínima al rodado y sin mantenimiento.
-Muchas ventajas en una: el extremo plano en la zona superior libera el flujo de producto, facilita la transición homogénea a los rodillos de limpieza asegurando un flujo uniforme a máquinas consecutivas.
-Máximo rendimiento: El fondo de tolva, con su sistema de cangilones, optimiza el efecto de transporte maximizando la capacidad de carga. Los cangilones son grandes y blandos, aseguran un trato óptimo del producto, transporte homogéneo sin efecto de rodado, descarga continua y vaciado rápido de restos.
-Los rodillos en espiral de poliuretano son suaves y resistentes, mejorando el trato y logrando mayor rendimiento de limpieza que los metálicos en espiral. La impulsión independiente en dos grupos de rodillos asegura resultados ideales en todos los tamaños de patata. El perfil de los rodillos evita, además, el atasco con piedras y el enrollado de broza.
Son tres ejemplos de lo que el equipo formado por Grimme y Alfersán pueden ofrecer al agricultor; soluciones adaptadas y asesoramiento personalizado gracias a un diálogo permanente con él.