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viernes, noviembre 8, 2024

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Las trabas en la creación de granjas y la falta de relevo encienden la alerta roja en el porcino

El número de cabezas de ganado continúa a la baja y el sector reclama medidas urgentes en los costes y mayor facilidad burocrática

El sector porcino español ha experimentado una caída sostenida desde 2021 y en la actualidad se enfrenta a una preocupación creciente. Aunque el consumo ha comenzado a repuntar, el coste de inversión en nuevas explotaciones sigue siendo un obstáculo y la dificultad del relevo generacional también influye de manera significativa.

Miguel Ángel Ortiz

Según Miguel Ángel Ortiz, ganadero de Copiso y presidente de Feporcyl, “los animales puestos en el mercado han disminuido un 4-5% debido a la nueva normativa y al impacto de las vacunas”. Este descenso ha generado un aumento en los precios de los productos porcinos, lo que supone un desafío adicional para los ganaderos.

Por su parte, Miguel Ángel Higuera, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor), menciona que la cabaña española ha sufrido una reducción del 3.69% de mayo 2023 a mayo 2024, con caídas significativas en el cebo (-5.83%) y lechones (-0.05%). A pesar de esto, las reproductoras han aumentado un 0.38%, lo que podría indicar una recuperación a largo plazo.

Miguel Ángel Higuera

Otro de los problemas que sufre el sector es el alza de los insumos, que ha sido una constante en los últimos años y ha afectado a la rentabilidad. Ortiz señala que “los precios de los insumos se han estabilizado, aunque aún están lejos de alcanzar los niveles razonables previos a 2019”. Sin embargo, Higuera destaca una tendencia a la baja en los costes de producción debido a las positivas cosechas recientes, lo que ha ayudado a mitigar el impacto de la inflación.

El debate sobre los purines

El manejo de los purines es un tema delicado, y tanto Ortiz como Higuera coinciden en que existe desinformación al respecto. Ortiz asegura que la producción de purines es menor debido a los cambios en la alimentación y que “se está trabajando con la Junta de Castilla y León para mejorar la gestión”.

Sin embargo, denuncia que hay intereses económicos que buscan desplazar a los ganaderos de ciertas zonas, como la DO Ribera del Duero, para favorecer a otras actividades, como el cultivo de viñedos y realizar una zona más turística, “despojándonos de nuestra casa”, manifiesta el representante de Feporcyl.

Sobre esto, el Consejo Regulador de la DO denunció hace unas semanas la creación de granjas en su entorno. El organismo vitícola considera que se “pone en peligro” la singularidad de la zona para crear vinos de calidad. Asimismo, asegura que hay alternativas viables para la instalación de las explotaciones en otras zonas y no “en entornos que se caracterizan por su importancia medioambiental, patrimonial y cultural”.

Higuera, por su parte, aboga por un plan estratégico de fertilización que contemple el uso del purín de manera más efectiva. “Necesitamos que se reconozca el valor de los purines como fertilizante orgánico y que se trate igual que otras fuentes de nitrógeno”, subraya. Asimismo, señala que gran parte de la culpa de la contaminación de aguas subterráneas se achaca injustamente al uso de purines, cuando este tipo de residuos son “los más controlados”.

El papel de las lonjas

Sobre la situación en las lonjas, Ortiz manifiesta que estas tienen un papel secundario en el modelo de integración en el que él trabaja. Para él, “establecen una base, pero el mercado es el que fija el valor real”. En cambio, Higuera destaca la importancia de las lonjas para la estabilización de precios en la industria, permitiendo que los productores tengan una referencia clara para vender sus productos.

Ambos expertos coinciden en que es crucial la implementación de soluciones políticas que permitan que los expedientes medioambientales para la creación de nuevas granjas avancen. “La mayoría de los ganaderos cumplen con la normativa vigente, pero necesitamos voluntad política para que el sector pueda continuar creciendo”, subraya Higuera.

Según Ortiz, existe la disposición y el interés para aumentar la cabaña porcina, pero es esencial que se facilite la inversión y que se garantice la viabilidad económica de las explotaciones. De esta forma, el cambio generacional será real y la gente que tenga ganas podrá acceder a ello. “Se necesitan mínimo 5 años para poder empezar este negocio, porque se abandonan en un cajón los papeles. Necesitamos más movimiento”, manifiesta Ortiz. En ese sentido, Higuera advierte de que en estos momentos “no es viable hacer una granja debido al elevado coste y la dificultad para encontrar relevo”.

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