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domingo, mayo 12, 2024
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El girasol puede estar ante un buen año

La superficie de girasol desciende menos de lo esperado en Castilla y León y en el conjunto de España. En relación con los forrajes, las lluvias de junio han permitido un inesperado medio corte de alfalfa en torno a los 1.000 kilos. Las leguminosas están "muy sucias" y apenas dan producción

La lluvia caída a partir del 26 de mayo y a lo largo del mes de junio le ha venido muy bien al cultivo del girasol, especialmente en comunidades de la mitad norte peninsular. La planta ha nacido bien y ha hecho bodega.

A poco que acompañe el tiempo (temperaturas no demasiado altas y alguna tormenta en agosto), habrá producción; aunque en algunas zonas la pipa dé una media de 1.100 kilos, el agricultor ya puede tener beneficio.

Otra cosa es cómo evolucione el mercado, puesto que en el sur de España ya se está cosechando pero no cotiza en las lonjas. “Eso significa que el girasol viene de otros países”, denuncia el agricultor Luisma Palencia.

Alfalfa y leguminosas

Cuando ya se daba todo por perdido en el sector de los forrajes, las intensas lluvias de junio han permitido un inesperado medio corte de alfalfa en el entorno de 1.000 kilos por hectárea, con calidad. Así sucederá al menos en la provincia de León y en la Tierra de Campos vallisoletana.

Las leguminosas van mal. Los guisantes están “muy sucios” y en muchos casos la máquina solo recoge la mitad de la producción. Entre 300 y 400 kilos por hectárea.

En Casasola de Arión (Valladolid) hay alguna noticia parcialmente positiva. La veza que se había dejado para grano iba a tener “cero producción”, pero gracias a las últimas lluvias ha dado grano y ahora poder dar entre 500 y 600 kilos por hectárea.

Algo parecido ha sucedido con la avena, “que de no tener producción han pasado a estar buenas”, apuntan desde la cooperativa Arión.

Por el contrario, la mitad más temprana del guisante no se va a cosechar. Estaba muy pequeño como consecuencia de la sequía y las lluvias han tumbado la planta.

Víctor López, de la compañía Paralcampo, destaca que en muchas parcelas de leguminosa no se ha tratado con herbicida, o bien se trató cuando no había humedad, con lo que el resultado fue casi nulo. El resultado es un cultivo muy sucio, con unas adventicias más fuertes que el guisante, puesto que se trata de plantas de verano.

Va a ser un problema para cosechar, lo que se puede traducir en una producción peor, pero -lo que puede ser más importante- también en la escasez de semilla con vistas a la próxima campaña.

¿Qué soluciones hay a esto? Para López, algunos agricultores se plantean quemar el cultivo empleando un desecante, como se hace en patata, lo que obligaría a comprobar si hay un producto registrado para guisante.

Otra opción es esperar a que esas malas hierbas estén más secas, pero para entonces la planta del guisante se habrá caído al suelo y será imposible recoger.

Una tercera opción es enterrar la planta como abono verde, aunque esta se contempla como última opción, “puesto que el agricultor siempre preferirá cosechar”.

Crece la producción de almendra

La Mesa Nacional de Frutos Secos estima en 120.633 toneladas la producción de almendra grano para la campaña 2023, tras la caída récord de la pasada campaña debido a las inclemencias meteorológicas en las principales zonas de cultivo.

La estimación en esta campaña se sitúa un 49% por encima de la media de los últimos tres años.

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