Ricardo Ortega
La cosecha de girasol está demostrando que en este cultivo importan poco las condiciones atmosféricas registradas a lo largo del año, y que la clave radica en la humedad del suelo y la temperatura que se den en el momento en que madura la pipa.
2024 está siendo un año húmedo en su conjunto, pero agosto ha sido seco, con importantes golpes de calor, y el resultado ha sido un girasol con menos kilos por hectárea de lo esperado, incluso por debajo de los resultados del año pasado. Un balance del que no escapa el girasol de regadío.
Luis Alberto Nebreda está cosechando en Astudillo, en la frontera entre las comarcas palentinas de Campos y Cerrato. Está obteniendo unos rendimientos en pipa de regadío “que no destacan por ser muy buenos ni muy malos”.
La semana pasada cosechó parcelas que dieron 1.800 kilos por hectárea, mientras que estos días la recolección le está dando por encima de los 2.000.
En secano no cuenta con datos suficientes para hacer un balance, pero sí se está encontrando datos “peores de lo esperado”.
Apuntan los técnicos a la falta de agua en agosto y a problemas sanitarios, como los ataques de ‘rosquilla’, para explicar esas expectativas no cumplidas. 900 kilos por hectárea en amplias zonas productoras de Salamanca y Zamora, por debajo de los datos de años anteriores.
En el norte de Burgos, como la Bureba o Merindades, hay quien obtiene 1.500 kilos, pero se trata de un registro excepcional si analizamos el conjunto de España.
La superficie de siembra ha sido de 744.184 hectáreas, apenas un 0,2% menos que el año pasado, según las cifras que maneja Cooperativas Agroalimentarias de España.
De esa cifra, 218.000 toneladas corresponden a Andalucía, que ya ha finalizado su cosecha. Los rendimientos medios rondan los 1.200 kilos por hectárea.
Así las cosas, se puede hablar de rentabilidad respecto a este cultivo, habida cuenta de que las lonjas están reflejando unos precios entre los 400 y los 410 euros por tonelada para el girasol convencional.
Como siempre, los precios dependen mucho del mercado internacional, sobre todo porque España consume el doble de pipa de lo que produce. Ese mercado está muy pendiente de la guerra de Ucrania en primer término, y en los últimos días mira de reojo todo lo que sucede en Oriente Medio.
Con vistas al futuro sigue pendiente analizar la paradoja de que el girasol se promueva en los ecoesquemas de la PAC, pero no se contemple para las ayudas directas que recibe el agricultor. Un debate que sigue poniendo sobre la mesa la Asociación Española de Girasol (AEG).
