Las siembras de maíz han caído un 10% en la provincia de León en el año 2023, al pasar de las 73.787 hectáreas a las 66.445, según datos que se proporcionaron en la Comisión Provincial de Estadística Agraria de la Junta de Castilla y León.
Este dato es “absolutamente negativo”, en opinión de Asaja, ya que es un retroceso en el cultivo preferido por los agricultores leoneses debido a sus características agronómicas y a su mayor rentabilidad.
Para la organización, la reducción de superficie no se debe a decisiones voluntarias de los agricultores, sino a imposiciones por la aplicación de la nueva PAC y en concreto al cumplimiento de las normas de condicionalidad reforzada y las normas que regulan los ecorregímenes.
En menor medida, la reducción de la superficie de maíz se debe también a la climatología de tiempo seco que dificultó las siembras a lo largo de los meses de abril y mayo, sobre todo en las zonas de regadío tradicional donde no era posible el apoyo del agua de riego para forzar la nascencia de la planta.
Aunque el precio del grano de maíz ha caído hasta en 100 euros por tonelada desde el pasado otoño (30%), la organización agraria no cree que esta situación haya sido la determinante para que se hayan reducido las siembras.
A esta superficie de maíz grano hay que sumar 3.300 hectáreas de maíz forraje para ensilado y aprovechamiento por las ganaderías locales, una superficie que se repite cada año sin grandes cambios.
La obligación de rotar las parcelas y de diversificar cultivos ha sido el motivo de esta caída en las siembras de maíz, que incluso ha incrementado la superficie de tierras de barbecho.
Algunos de los cultivos que han venido a sustituir el maíz, como el caso del girasol, tienen rentabilidades mucho más bajas, y otros, como por ejemplo las alubias, no tienen asegurada la demanda por parte de las empresas envasadoras de legumbres, ya que suelen optar por las legumbres de importación.
El único cultivo que ha crecido a costa del maíz y que este año 2023 puede tener rentabilidad homologable o superior, es el de la remolacha, pero su crecimiento no justifica toda la caída del maíz.
Asaja reclama una PAC que no se empeñe en decir qué pueden sembrar y qué no pueden sembrar los agricultores, y que por el contrario deje que cada cual siembre el cultivo que le parezca más interesante según la demanda del mercado y las condiciones agronómicas del mismo.
La organización agraria considera que los cambios de cultivos que promueve la nueva PAC, en aras de mejoras medioambientales, no aportan los beneficios para el medio ambiente que dicen sus defensores, y por el contrario distorsionan los mercados y provocan caídas de renta de los productores.
Asaja no comparte que se deje de producir maíz, que es un cultivo del que somos deficitarios y que cultivamos a precios competitivos en los mercados internacionales, para producir otros menos rentables, excedentarios o más subvencionado. Además, desde el pasado año se cultiva en León con éxito, y aumentando los contratos, el maíz dulce para el consumo humano, convirtiéndose en un nicho de mercado interesante y no en algo marginal.