Carmen de la Rosa, gerente de Área en zona centro y Duero-Este de Monsanto
Para aprovechar al máximo el potencial productivo de cada variedad hay que poner la correcta en función del clima, el suelo y el agua. La elección del ciclo depende del periodo libre de heladas en cada zona. El productor está obligado a ser más competitivo
Debemos elegir la variedad a sembrar en función de:
La tendencia de la mejora genética en las nuevas variedades de maíz se basa en la obtención de este tipo de híbridos, ya que está demostrado que con mayor número de plantas de mazorca estable somos capaces de conseguir más kilos por hectárea. El mismo híbrido no debe ir a la misma densidad en diferentes tipos de suelo, por eso es de vital importancia asesorarse muy bien por los técnicos de las marcas que conocen perfectamente el comportamiento de sus variedades.
Elección del ciclo en función del clima. La elección del ciclo ha de hacerse conociendo el periodo libre de heladas para nuestra zona de influencia. En la zona centro de Castilla y León, no se debe sembrar antes del 16 de abril (de media). Pero lo que debemos tener en cuenta, que es lo que verdaderamente marca el ciclo del maíz, son las primeras heladas del otoño.
Una helada antes de que el maíz haya llegado a su madurez fisiológica (lo que comúnmente se conoce como ‘punto negro’ del maíz) va a provocar la muerte anticipada de la planta.Son adecuados para esta zona centro en las primeras siembras los híbridos de ciclo 500. Pero, en las zonas más frías, hemos de comenzar con híbridos de ciclo 400, teniendo en cuenta que si elegimos variedades (dentro de un mismo ciclo) de secado rápido, esto nos garantizará poder cosechar antes y dejar así preparado el terreno correctamente de cara a la siguiente campaña.
Para las zonas más frías, en siembras de mayo, debemos asegurar que el cultivo llegue a término sembrando un ciclo 300. En cada una de las zonas, a medida que vamos retrasando la fecha de siembre, debemos ir acortando el ciclo a sembrar para asegurar de esta forma que el cultivo llegue a término consiguiendo el máximo potencial productivo.
Siempre debemos hacer una aportación correcta y eficiente de los fitosanitarios para garantizar el cultivo limpio y libre de plagas y enfermedades. La fertilización debe hacerse de acuerdo a lo que el suelo de nuestras fincas y la producción esperada nos demande.Además, para optimizar y hacer lo más rentable posible el cultivo, debemos ser capaces de aportar el agua de manera óptima, con sistemas de riego más eficaces en el uso del agua y el consumo de energía. La suma de todos estos factores hará que aseguremos una rápida y homogénea implantación del cultivo, asegurando de esta manera el 50% del éxito de este cultivo.