Iván Álvarez. Asegrain
Sin duda nos enfrentamos a una de las campañas más complicadas de la historia comercial del sector de los cereales para todos los integrantes de la cadena de suministro, comenzando por los agricultores, comerciantes, cooperativas, fabricantes de piensos y harinas…
Hace dos meses nos enfrentábamos la mayor sequía de los últimos años y en muchas regiones las previsiones eran de cosecha prácticamente nula.
De hecho, en las zonas más tempranas de España (Andalucía, valle del Ebro, Castilla-La Mancha, Extremadura…) la cosecha ha sido una de las más cortas de los últimos años.
Esta perspectiva provocó que muchos fabricantes, ante el miedo al desabastecimiento, optaran por hacer importantes compras de cereal de importación, no solo en las zonas más cercanas a los puertos (como suele ser habitual, dado que España es un país deficitario), sino también en fabricantes del interior, cuyo suministro habitual es de cereal nacional de proximidad.
Pero a partir de finales de mayo, las “ansiadas” lluvias comenzaron a aparecer, incluso en muchas regiones de forma muy abultada. Esto ha permitido que la cosecha nacional se “salve” en muchas regiones (zonas de Aragón, País Vasco, Navarra, La Rioja, Castilla y León o las zonas más tardías de Castilla-La Mancha) y pasemos de cosecha casi “cero” a una cosecha corta o regular.
¿Cómo se comporta la demanda?
Añadido a esto, debemos unirle un descenso del consumo por parte de los fabricantes de pienso, dado que los ganaderos, ante la gran incertidumbre de precio de venta de su carne, huevos o leche, y el alto valor de los piensos, optan por reducir el tamaño de sus explotaciones o directamente cerrarlas.
El mercado internacional tiene una alta volatilidad, pero lleva unos meses donde la tendencia es a la baja. De esta forma, ha perdido prácticamente un tercio de su valor de hace ahora un año.
¿Y cómo afronta cada eslabón este escenario?
Con todos estos ingredientes, y algunos más, comenzamos la campaña y cada eslabón de la cadena la enfrenta de la siguiente forma:
- Los agricultores, ha sido la campaña de siembra más cara de la historia, con unos fertilizantes en máximos históricos en el momento de aplicación de los fertilizantes, así como el resto de inputs (semillas, fitosanitarios, gasóleo, maquinaria…) con subidas importantes respecto al año anterior. A esto le unimos una cosecha muy mermada en producción y en muchos casos, con cereal aun almacenado sin vender de la cosecha pasada (que ha perdido en torno a 100 €/Tm respecto al precio del verano pasado).
- Lo operadores (almacenistas o cooperativas), dado que la cantidad recolectada va a ser muy inferior a una campaña normal, sus costes se disparan, y además la mayoría han visto cómo el valor de sus existencias iba descendiendo a lo largo de la campaña pasada.
- Los fabricantes de piensos o harinas de consumo humano se encuentran con compras de cereal de importación que son más caras que el precio actual, y que probablemente sus clientes no les permitan repercutir. Dicho suministro tuvieron que hacerlo por el miedo al desabastecimiento hace unos meses. Además, los consumos de ganaderos o de la industria han descendido, con lo que sus volúmenes de fabricación se reducen.
Un mercado poco definido
Por todo esto, es normal que a día de hoy no tengamos claro el mercado, ni los precios en muchas ocasiones, ya que los agricultores tienen la esperanza de que los precios remonten en los próximos meses y optan por no vender.
A su vez, los fabricantes esperan que los precios puedan seguir bajando, dada la enorme oferta internacional y la bajada de los precios del cereal en los puertos, donde ahora mismo se podría comprar maíz hasta finales del año 2024, a un precio de 120-130 €/Tm más barato que el verano pasado.
¿Dónde están las claves del mercado internacional?
A partir de ahora debemos vigilar los precios en los mercados internacionales, ya que si cada vez más marcan el devenir del mercado local, en este año, debido a la menor disponibilidad de cereal nacional, lo harán todavía más.
Dentro de los mercados internacionales debemos estar muy atentos a:
- Evolución del maíz en EEUU (allí la mayoría es de secano y depende de las lluvias).
- Renovación del corredor ucraniano de granos.
- Compras de China de maíz, sobre todo en Brasil.
