Ricardo Ortega
Arranca el mes de julio con 130 peritos de Agroseguro tasando las producciones de secano en Castilla y León, una labor que va a ser fundamental para calcular la indemnización que el agricultor recibirá en un año especialmente duro.
Al contratar la póliza, los agricultores saben qué producción tienen garantizada para el siniestro de sequía, que llegado el caso se calcula para el conjunto de la explotación.
Cuando calculan que no van a alcanzar lo garantizado deciden dar parte de sequía. El perito de Agroseguro iniciará una primera fase documental, para comprobar que toda la superficie está asegurada, y posteriormente se pondrá en contacto con el productor. Visitará las parcelas con él y tomará muestras aleatorias para obtener un rendimiento medio de la parcela.
“La diferencia entre la media que obtenemos de ese cultivo y la producción que tiene garantizada nos dice los kilos que son indemnizables”, describe Yaiza Herrero, integrante del equipo de peritaje. “El siniestro está cubierto por explotación, por grupo de cultivo y por comarca”, recalca.
Yaiza se encuentra en una finca de Belver de los Montes, en la Tierra de Campos zamorana, donde observa una cebada poco ahijada, con un rendimiento por hectárea muy bajo. “La espiga está bien formada, pero con poca densidad de planta”, subraya. El momento del ahijado coincidió en pleno periodo de sequía, con lo que la mayor parte de los hijos se han quedado pequeños, sin apenas dar kilos.
Un año “catastrófico”
El año 2023 es el más catastrófico que se recuerda a efectos del seguro, tanto por superficie afectada como por indemnizaciones satisfechas. El responsable territorial de Agroseguro, José Ignacio García Barasoáin, apunta a una superficie siniestrada de 1,7 millones de hectáreas, de las que 700.000 corresponden a Castilla y León, “aunque sumaremos otras 200.000 hectáreas con seguridad”.
La sequía ha afectado a todas las provincias de Castilla y León, si bien han podido salvar los muebles aquellas cebadas más tardías y trigos que granen mejor gracias al agua y ofrezcan mejor peso específico, “grano que el agricultor podrá defender mejor a la hora de vender la producción”.
Por territorios, Burgos alcanza casi las 152.500 hectáreas siniestradas, Palencia supera las 125.500, Soria registra más de 100.500 y Valladolid queda por encima de las 147.000.
El referente de 2017
La sequía de 2017 fue el verdadero punto de inflexión para el seguro agrario en Castilla y León, una comunidad que ha pasado de las 700.000 hectáreas contratadas aquel año de sequía intensa hasta los actuales 1,5 millones de hectáreas.
“De este modo, hemos pasado la sequía de 2017, la de 2019, la de 2022 y la de 2023”. Para Barasoáin, este año será el peor para el agricultor, pero no por los rendimientos, puesto que en 2017 hubo muchas zonas de “cero producción”, sino por los costes de producción.
Para él, el agricultor de Castilla y León es fiel al seguro porque es la mejor herramienta que posee en cuanto a gestión de riesgos. “Es una herramienta mejorable, en eso estamos, pero ha demostrado que es eficaz”, resalta.
Esa mejora del seguro pasa por la tecnología, con herramientas para ver el índice vegetativo del cereal. En el teléfono o tablet del perito se destacan por colores aquellas parcelas que están dentro del mismo rango de índice vegetativo.
Esas parcelas han tenido un crecimiento paralelo a lo largo de todo el ciclo del cultivo, por lo que se colorean del mismo modo. A partir de ahí, el perito y el agricultor se ponen de acuerdo en qué parcelas visitar para valorar los daños. Se trata de un procedimiento más riguroso que hasta ahora y que permite agilizar tanto las valoraciones como el cobro de la indemnización.
Un perito que va de la mano del agricultor
El trabajar con el apoyo de una pantalla “no significa que se vayan a efectuar las valoraciones desde un satélite o un dron, sino que se sigue visitando el campo junto al agricultor, que es quien decide si quiere este método o no”, recalca Barasoáin.
El agricultor Manuel Camino reparte su explotación entre Siete Iglesias de Trabancos (Valladolid) y Belver de los Montes (Zamora). Ya en abril era consciente de que la sequía le obligaba a dar parte al seguro. “Siempre realizamos la sementera pensando en alcanzar los 3.000 kilos por hectárea y en superarlos si acompaña la primavera”, subraya.
“Pero este año no cubriríamos los costes de producción ni alcanzando esos 3.000 kilos”, destaca. En la parcela de Belver de los Montes Yaiza Herrero, la técnica de Agroseguro, da un cálculo de 1.200 kilos por hectárea, “con lo que no llegamos a cubrir nuestros gastos ni sumando la venta de la producción, la indemnización de Agroseguro y la ayuda de la PAC”, lamenta.
Lo que está claro es que herramientas como la del seguro agrario van a acompañar cada vez más al agricultor en su tarea.