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viernes, enero 17, 2025

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Una vendimia con sanidad y calidad

El equilibrio de los distintos componentes de la uva ha sido bueno con carácter general, siempre y cuando se haya acertado con la fecha de la vendimia en cada uno de los viñedos… y para el tipo de vino que cada bodeguero quiera elaborar

Tomás Jurío

La vendimia 2024 ha finalizado. Los viticultores dan por concluido su trabajo en esta campaña, que no ha sido fácil por diversos motivos, y ahora les toca el turno a los bodegueros que, al contrario de lo que les ha tocado lidiar a los viticultores, con esta añada lo van a tener más fácil que otras anteriores para la elaboración de sus vinos.

Tomás Jurío, director de Nuevos Proyectos del Grupo Barón de Ley

Los datos siempre son muy farragosos y por ello considero mejor reflejar la situación a nivel general e intentar sacar conclusiones para próximas vendimias, el dato exacto siempre se podrá consultar en cada Consejo Regulador o en el Ministerio de Agricultura.

Como ya avanzamos en el mes de mayo, y una vez finalizada esta vendimia, en España la producción ha sido mayor que la del año pasado, aproximadamente entre un 12 y un 15%. El comienzo de la vendimia fue temprano, aunque unos días más tarde que el año anterior.

Sin embargo, mirando por regiones la situación es muy diferente entre ellas. Una campaña que en su comienzo se auguraba buena por ver aumentadas las reservas hídricas, comenzó a torcerse cuando las viñas ya brotadas sufrieron las heladas que acontecieron en primavera, sobre todo en Castilla y León, Rioja y el valle del Ebro.

Se vieron afectadas cerca de 50.000 hectáreas, lo que representaba sobre el 5% de la superficie de vinificación en España, pero que en Castilla y León suponía casi el 30%. Según avanzaba el ciclo, en Castilla y León hubo que soportar episodios veraniegos graves de granizo que dejaban viñas asoladas, golpes de calor que en viñas de secano acrecentaban su debilidad, alguna lluvia torrencial en septiembre que puedo provocar algo de pánico por la posibilidad de aparición de botrytis y, por último, el ataque de fauna silvestre, principalmente de conejos, que no solo ha mermado la cosecha en viñedos viejos en vaso, sino que ha podido comprometer la cosecha para el año próximo por verse afectadas las yemas francas de los sarmientos.

En el resto de España, quizá el factor que más ha afectado a la merma de cosecha ha sido la sequía, y no solo la de este año, sino que se ha visto incrementada por el estrés que vienen soportando nuestras cepas desde hace más de dos años.  Esta sequía ha afectado en mayor medida a Cataluña, Valencia, Baleares y la Región de Murcia.

Un buen indicador para conocer lo que suponen estas inclemencias en el viñedo español son las hectáreas que facilita Agroseguro como declaradas por algún tipo de siniestro. En esta campaña se ha dado parte a la entidad por casi 222.000 hectáreas, lo que supone casi un 24% del viñedo de vinificación, y que a la compañía le va a costar más de 110 millones de euros.

En relación con el año pasado Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid y Andalucía han visto su cosecha aumentada entre un 13 y un 33%. Sin embargo, en Castilla y León, La Rioja, Cataluña, Canarias, Baleares y Murcia la han visto disminuida entre un 13 y un 31%, así como Navarra, Valencia y Galicia, cuya producción se ha visto mermada entre un 4 y un 8%.

Siempre nos empeñamos en hacer valoraciones de las vendimias en cuanto a la calidad y producción, pero nos olvidamos o no queremos contar los problemas existentes en ellas, las consecuencias que tendrá para la siguiente campaña y, lo más importante, si podremos encontrar soluciones para los problemas detectados.

Hemos visto este año cómo los agricultores se echaban a la calle, y con razón; algunas de sus reivindicaciones atañen también a las vendimias, como son los bajos precios de la uva en algunas zonas, el no cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, la escasez de la mano de obra, la sequía y la fauna silvestre.

El viticultor, y lo hago extensivo al agricultor, es una persona apegada a la tierra y por ende le es difícil no recoger su cosecha, aunque no cubra los costes de producción; es muy duro después de un arduo año de trabajo ver cómo tu fruto se queda en la cepa, en el árbol o en la tierra.

Por este hecho, algunos viticultores siguen vendiendo su uva sin precio, sin contrato escrito y sin saber cuándo la van a cobrar, algo que atenta directamente contra la Ley de la Cadena Alimentaria. La solución a esto en primer lugar sería la seriedad y la honestidad por parte de los compradores, y en segundo lugar que la Administración actuara de forma rápida y contundente, algo que también falla.

La mano de obra es otro gran problema en las vendimias manuales, sobre todo de las viñas en vaso, donde no hay otra forma de cortar la uva, y también la Administración parece no enterarse al no introducir algún mecanismo que facilite de verdad la contratación de personas. Más bien, parece hacer lo contrario, burocracia e inspecciones al viticultor.

La sequía, otra gran problemática donde la Administración puede hacer mucho a través de sus diferentes Confederaciones Hidrográficas, que lejos de unificarse parecen pequeños reinos de Taifas. No puede ser que conseguir una concesión para riego dure entre dos y cuatro años.

Y por último los ataques de la fauna silvestre, donde para la Administración los animales están por encima de las personas. Si la Administración no se pone manos a la obra con estos temas, más temprano que tarde irán despareciendo viñedos viejos en vaso y la extensión de viñedo se irá mermando poco a poco, y con ello la vida rural, pues como ha quedado demostrado el viñedo fija población en los pueblos.

A la Administración no le pediría paños calientes, que se enfrían pronto y solo palian el dolor, sino que tengan valor y cojan el bisturí para operar allá donde haga falta.

Ahora bien, lo más relevante y con lo que nos tendríamos que quedar de esta añada es que la calidad ha sido muy buena. La sanidad de la uva en su gran mayoría ha sido excelente, y el equilibrio de los distintos componentes de la uva también ha sido bueno, siempre y cuando se haya acertado con la fecha de la vendimia en cada uno de los viñedos y para el tipo de vino que cada bodeguero quiera elaborar.

Me gustaría aclarar que el equilibrio del que hablo no es algo estático, sino que va variando según las tendencias del gusto por los vinos. No hace muchos años se buscaba en las uvas un equilibrio entre la acidez y el azúcar, pero con tendencia hacia una madurez fenólica para que nos aportara más color y más taninos con el fin de lograr vinos con más color, más estructura y más longevos; sin embargo, la madurez fenólica ha dado paso en la actualidad a buscar la madurez aromática que es la primera que aparece en las uvas, inclusive antes que la glucométrica.

Por ello, aparte del cambio climático, que está provocando que las vendimias sean más tempranas, los enólogos buscan vinos cada vez más aromáticos, frescos y ligeros, lo que conlleva también a que la fecha de inicio de vendimia acontezca antes, con el fin de conseguir más componentes aromáticos, una acidez algo mayor y un menor grado alcohólico.

En diferentes zonas de producción, como la DO Cigales, hemos podido comprobar que los viñedos han llegado a la vendimia con una gran cantidad de hojas y sin un marcado estrés hídrico. La afectación de enfermedades y plagas también ha sido inferior a otros años, y además en el mes de octubre las precipitaciones en forma de lluvia son buenas para que las cepas puedan desarrollar mejor su acumulación de reservas en las partes vivaces de las plantas, como son los troncos y principalmente las raíces.

Si, además, tenemos en cuenta que durante la floración de este año las condiciones fueron benévolas, es de esperar que la cosecha del año que viene, salvo accidentes climáticos imprevisibles, sea mayor que la de este año.

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