La asociación de Productores de Pistacho de Castilla y León, Aspropicyl, se constituye para promover el cultivo, la transformación y la comercialización de este fruto
La iniciativa privada va abriendo pequeños huecos para las alternativas a los cultivos tradicionales de la comunidad. Es el caso de la recién constituida Asociación de Productores de Pistacho de Castilla y León (Aspropicyl), puesta en marcha para promover el cultivo e investigar sobre su transformación y comercialización. Está formada por mas de 50 productores con 300 hectáreas plantadas en la región y su actividad está abierta a otros árboles, como el nogal o el almendro.
Uno de sus objetivos inmediatos está en la transformación del pistacho y en poner de acuerdo a todos los componentes de la cadena de valor, desde el campo hasta el consumidor.
El objeto de la asociación también incluye “fomentar todas las fuentes posibles de investigación” y desarrollar las mejores tecnologías de cultivo “en función de las particularidades productivas de nuestros socios”, como señalan desde el colectivo. Dentro de esa actividad, el 19 de marzo celebró un curso de poda en el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Matallana, en los Torozos vallisoletanos. Contó con una parte teórica y con otra práctica, que se realizó en los exteriores del centro.
Desde el punto de vista técnico existen numerosas variantes a la hora de realizar las plantaciones de este árbol, dependiendo de las características de cada finca y sus condicionantes. Entre las más importantes están la elección de la variedad y su portainjertos en función del clima y el tipo de suelo, el régimen hídrico (secano o regadío), los sistemas de manejo y la recolección, “factores muy relevantes a la hora de definir el marco de plantación”, como señalan desde la asociación.
Como recomendación general, Aspropicyl aconseja realizar las plantaciones en terrenos que no se encharquen, con un marco de plantación de siete por seis metros y con una superficie que optimice el trabajo y la rentabilidad de al menos cinco hectáreas.
Existen numerosos viveros que comercializan patrones o planta injertada por toda la península, pero los más habituales de planta injertada se encuentran al sur de Madrid y Andalucía.
Los defensores del pistacho apuntan que se trata “de un cultivo alternativo a los tradicionales de Castilla y León, como el cereal o el viñedo”, sobre todo “unido a la excelente calidad de los suelos de Castilla y León, que confieren al pistacho unas características excepcionales”. También destacan con la rentabilidad al productor a medio-largo plazo. Normalmente, y en condiciones óptimas de riego y alimentación, se consigue la rentabilidad alrededor del sexto año.
Su principal destino es la venta a través de canales de distribución para consumo en grano como fruto seco. También para confitería y gastronomía, “sin excluir la exportación”.