La demanda de mecanización se ha mantenido estable en el sector fertilizante
español durante los últimos cinco años, la mejor prueba de que sigue trabajando
y generando riqueza. Las abonadoras han incrementado sus ventas a partir de 2013
Ignacio Ruiz, Secretario general de Ansemat
La agricultura es un sector clave en cualquier economía con independencia de su importancia relativa frente a otros sectores productivos. Debido a su tamaño no llega a compensar las variaciones negativas de los sectores fuertes, como suele hacer el sector servicios, pero es un sector que aunque no es inmune a los efectos de una crisis económica, muestra una fuerte estabilidad en términos generales.
Y esta es una de las principales conclusiones fruto del análisis de la maquinaria para la distribución de fertilizantes en España durante los últimos cinco años: la demanda de mecanización se ha mantenido completamente estable, por lo que se deduce que se sigue trabajando y produciendo. Sin embargo, tal y como se podía prever, la crisis económica ha tenido sus consecuencias en el mercado: la maquinaria nueva ha disminuido al mismo tiempo que crecía la demanda de maquinaria usada, frenando la incorporación de tecnología en la agricultura.
Ahora bien, aunque esta redistribución interna del mercado es una característica común a todos los tipos de maquinaria, en el caso de la maquinaria para la distribución de fertilizantes es necesario hacer un alto en el análisis y establecer tres caminos diferenciados en función del tipo de fertilizante usado: fertilizantes minerales, estiércol y purín. Cada tipo de máquina tiene una distribución geográfica característica y un comportamiento distinto en la evolución del mercado.
La mayor concentración de abonadoras se produce en Castilla y León y Aragón, aunque las cifras se corresponden principalmente a máquinas arrastradas, ya que para las suspendidas no se tienen cifras reales del mercado al no ser necesaria su inscripción para su matriculación (aunque si que sea obligatoria actualmente por aspectos medioambientales); los esparcidores de estiércol están distribuidos por toda la geografía española, y los distribuidores de purines presentan cifras elevadas en Galicia principalmente, y en un segundo nivel por volumen de ventas muestra una distribución similar al de los esparcidores.
El mercado de abonadoras está formado principalmente por equipos nuevos, y aunque el número de máquinas usadas ha ido creciendo en los años de caída de mercado, este mercado se ha estabilizado desde finales de 2013 mientras que el mercado de equipos nuevos se contagiaba de la alegría generalizada en el mercado.
En el otro extremo se sitúan los distribuidores de purines, donde la presencia de equipos usados es mayoritaria desde hace 5 años y desde hace unos meses sigue una tendencia similar a la de los equipos nuevos. En los años analizados el porcentaje de máquina nueva/usada ha pasado de 50/50 a 40/60.
Y en el medio se sitúan los esparcidores de estiércol, con un volumen de equipos nuevos superior al de usados pero en continua disminución desde 2011 (aunque desde 2013 muestra más estabilidad que caida), mientras que el mercado de usados ha ido creciendo sin parar en los últimos años. En este caso el porcentaje de máquina nueva/usada ha pasado de 70/30 a 60/40.
Este crecimiento del mercado de equipos usados está obviamente relacionado con la decisión de compra orientada al precio, y es una característica común en todas las comunidades autónomas. Sin embargo, la edad media de los equipos intercambiados entre titulares varía en función del tipo de máquina:
la edad media de las abonadoras es de 6 años (en el caso de Castilla y León, ya que tiene el mayor volumen de mercado), y para los esparcidores y distribuidores la edad media se eleva hasta los 14 años.
Por lo tanto, considerando que los mercados de maquinaria usada son más elevados para estos dos últimos tipos de máquinas, y que los volúmenes de mercado son similares para los tres tipos de equipos, se puede concluir que la incorporación de nuevas tecnologías está siendo más efectiva en las maquinas de aplicación de abonos minerales.
Estas tecnologías se orientan básicamente a la optimización en la distribución de los productos fertilizantes, ya que cumplen al mismo tiempo las demandas agronómicas, legislativas y económicas que condicionan el diseño de las abonadoras. Los agricultores demandan equipos de trabajo que realicen la mejor distribución del fertilizante de forma que se evitan potenciales problemas por contaminación química del medio, y al mismo tiempo supone una reducción importante de los costes variables derivados de las labores de fertilización.
Los costes variables están estrechamente relacionados con la tecnología, ya que la mejora de la distribución del fertilizante implantada en un equipo nuevo puede suponer un incremento del coste fijo que supone la inversión, pero la reducción de los costes variables derivada de la optimización de la aplicación de productos químicos (sobre todo ante la subida de precios de los fertilizantes) a lo largo de la vida útil de la máquina superan el incremento inicial de la inversión (si se compara con el coste de un equipo usado), y sobre todo presentan externalidades positivas asociadas a la menor contaminación ambiental por el ajuste de la dosis optima.
La tecnología se introduce en la maquinaria a distintos niveles, ya sea mediante complejos sistemas electrónicos relacionados con las prácticas de agricultura de precisión, o mediante las pruebas de adecuación y adaptación de los equipos a los fertilizantes que se utilizan en la agricultura española.
No es una innovación hablar de la estrecha relación entre el fertilizante que se quiere distribuir y la máquina utilizada para llevar a cabo dicha aplicación; sin embargo sí lo es el trabajo continuo de los fabricantes de maquinaria para adaptar sus diseños a las necesidades de los agricultores.
En esta línea
ha sido muy importante el trabajo realizado por la Estación de ensayo y caracterización de abonadoras y sembradoras de la Universidad de Valladolid durante los últimos años en la búsqueda de esta adaptación; sirviendo de apoyo a todos los fabricantes, ya sean nacionales (que suponen el 70% del mercado de equipos nuevos) o de otros países.
Gracias al apoyo del Ministerio de Agricultura se han podido realizar numerosos ensayos aunque sigue siendo necesario potenciar su actividad para ayudar a los fabricantes en su labor de innovación. Son tantos los factores que inciden en la uniformidad de la distribución de los fertilizantes que son necesarios muchos más medios para poder publicar unos resultados que cubran todas las variables y a todos los fabricantes de una manera no discriminatoria. En este sentido el trabajo no ha hecho nada más que empezar, y se debe apoyar de manera clara desde la administración central ya que tendrá resultados beneficiosos para el sector industrial y para la agricultura.
Y todo este trabajo no debe finalizar con la publicación de resultados de ensayos en laboratorio e introducción de innovaciones en la maquinaria, sino que debe extenderse a la práctica diaria de las labores agrícolas, ya que por muchas ventajas que tenga asociada una máquina nueva, si no se la hace trabajar conforme a los principios para los que ha sido diseñada, no se mejorará la productividad ni se cumplirán los requisitos medioambientales orientados a una agricultura sostenible.