La Unión Europea estudia imponer a Estados Unidos unos aranceles como respuesta a su agresión comercial, lo que puede llevar a cambios en el cultivo de las alubias en la provincia de León, donde la mayor parte de la mercancía importada proviene de ese país.
La provincia de León es la principal productora de alubias de España, aunque la producción está alejada del consumo, ya que este cultivo tiene que competir con las importaciones de terceros países, como EEUU, a los que desde 1986 no se aplican ni aranceles ni contingentes. Por otra parte, en León se encuentran las principales empresas envasadoras de legumbre, que a su vez son las principales importadoras de este producto.
Si la Unión Europea incluye a las legumbres, y particularmente a las alubias, entre los productos a los que se apliquen aranceles cuando se importen de EEUU, y siempre que el arancel sea verdaderamente relevante, eso tendría un efecto positivo en la demanda de producto nacional, que haría repuntar los precios y con seguridad aumentar la superficie de cultivo, según Asaja.
En la provincia de León se cultiva una superficie media de alubias de 5.500 hectáreas cada año. Según datos del Instituto de Competitividad Empresarial de Castilla y León, en 2024 se importaron de EEUU garbanzos y judías, con destino a Castilla y León, por valor de 20,6 millones de euros. En España se consumen 45 millones de kilos de alubias, de los cuales producimos tan solo unos 18 millones, y de esos el 60% se producen en la provincia de León.
Las importaciones de alubias, que con carácter general llegan a granel y se procesan en España, muchas de ellas en la provincia de León, provocan una salida de divisas hacia países de fuera de la Unión Europea, entre ellos Estados Unidos, de más de 30 millones de euros.
La organización apuesta «por un mercado globalizado sin más limitación que la reciprocidad en las reglas de juego, la aplicación de cláusulas espejo. Pero el comercio internacional de las alubias es un buen ejemplo de que no se compite en condiciones de igualdad, pues en España es considerado como “cultivo menor”, por lo que tiene autorizados muy pocos principios activos para la lucha contra plagas y enfermedades. Por otra parte, las limitaciones que impone la Unión Europea a los avances genéticos hacen que no se disponga de variedades competitivas por producción y comportamiento agronómico».