La superficie cae más del 20% en Castilla y León después de unas pérdidas medias de 3.000 euros por hectárea. El agricultor, escaldado, apuesta por cultivos con menos riesgo
Las previsiones más pesimistas se han cumplido y la superficie dedicada a la patata ha caído más del 20% en Castilla y León. Aunque hay que esperar al 15 de junio -cuando expira el plazo para solicitar las ayudas de la PAC- para saber con exactitud cuántas hectáreas se han plantado, desde el sector se señala que el tubérculo podría ocupar en torno a 15.000, frente a las 20.288 del año pasado. A falta de datos oficiales, el cálculo se realiza a partir de la patata de siembra adquirida, matizada por la percepción de los operadores.
Esta reducción de superficie es “aterradora” para José Ramón Aguado, presidente de Asopocyl y responsable del Comité de Patata de Fepex, puesto que “se trata de la mayor caída en superficie en un solo año de la historia”. Estamos ante un sector “que se muere” y un golpe similar al del año pasado, con unas pérdidas medias de 3.000 euros por hectárea, “haría que desapareciera el 90% de las empresas vinculadas al sector”.
Frente al tubérculo aparecen más atractivos cultivos como la colza, las adormideras o los trigos de regadío, que ofrecen márgenes limitados pero también menores riesgos.
El sector se encuentra muy preocupado, pero no se rinde, y ha empezado a moverse. El primer paso ha sido el de dar el visto bueno a una campaña para promocionar el consumo de la patata, de forma singular la patata nueva española.
Una vez mejoradas las cifras de consumo deberán ponerse en marcha una serie de medidas que hagan más atractivo el consumo, como orquestar un sistema por el que el agricultor vea garantizados, al menos, los costes de producción.
Cubrir gastos
Desde el mundo de la patata se mira a la remolacha como un ejemplo, al haber recuperado superficie de cultivo una vez garantizados los 42 euros por tonelada. Sin embargo, copiar ese modelo se antoja difícil, toda vez que la remolacha depende de dos empresas transformadoras (ACOR y Azucarera), mientras que la patata conforma un sector mucho más complejo.
Una de las novedades que podrían contribuir a ordenar el sector es la Ley de la Cadena Alimentaria, que en opinión de Aguado no será de gran utilidad en el caso de la patata, pues está dirigida a evitar lo especulación, “lo que no se da en los primeros eslabones”. Por otro lado, la nueva ley garantiza que se tarde menos en pagar al agricultor, “pero el problema principal no radica ahí, sino en garantizar como mínimo que se cubren gastos”.
Las Claves
- Superficie. España contaba con 271.000 hectáreas de patata en 1990, mientras que el año pasado tenía 75.000. Y ha vuelto a caer.
- Consumo. En el mismo periodo se ha dado una fuerte caída del consumo, desde los 37 kilos por persona y año hasta los 25.
- Importaciones. En este cuarto de siglo se han duplicado las importaciones, desde 300.000 toneladas hasta unas 650.000.