Ricardo Ortega
Las lluvias apenas han dado tregua en las principales zonas productoras de Europa, desde el norte de Francia y Bélgica hasta la mitad sur de Holanda. Tampoco en las zonas productoras de Palencia y Burgos ha dejado de llover desde agosto.
Mucho tubérculo está podrido por culpa de las lluvias y puede afectar a las siembras de la Península, que fundamentalmente comenzarán en enero, en el sur. En algunos casos la patata de siembra se ha cosechado con humedad y va a dar problemas.
Para el ingeniero agrónomo y consultor Fernando Alonso Arce “es de esperar que las siembras en el sur de España cuenten con semilla suficiente, pero a medida que las plantaciones se desplacen hacia el norte la situación va a ser complicada”. Las últimas zonas importantes en sembrar son Galicia y Castilla y León.
La situación puede ser de gran relevancia, puesto que la patata de siembra solo puede proceder de países de la UE, por razones tanto agronómicas como legales. De hecho, “solo Suiza tiene variedades equivalentes a las cultivadas en la UE, y este año no va a tener gran disponibilidad”, recalca Alonso.
Sin semilla del Reino Unido
En cuanto al Reino Unido, tradicional exportador de variedades como Kennebec o Red Pontiac, la importación no es posible de conformidad con los acuerdos firmados con la UE a raíz del Brexit.
“Los productores escoceses cuentan con variedades equivalentes a las europeas, pero comercializarlas en la UE va a ser imposible mientras siga gobernando macron en Francia, y sobre todo mientras sea primer ministro Michel Barnier, que fue quien dirigió las negociaciones postBrexit”, subraya.
Un campo de ensayo a escala europea
Desde Holanda se apunta que este año la semilla está en mejores condiciones, con un calibre más adecuado y con menos pulgón que el año pasado, cuando hubo escasez de patata de siembra y el agricultor debió conformarse con las variedades que le ofrecían.
“Las siembras de 2024 les vinieron muy bien a los productores de semilla, que pudieron vender todo lo que tenían almacenado y dispusieron de un campo de ensayo de variedades a escala europea”, recuerda Alonso, para quien “fue el agricultor quien pagó los platos rotos” con rendimientos por hectárea muy inferiores a los habituales.
Francia, sin antigerminantes
El país galo había vendido 800.000 toneladas de patata en España hasta el 4 de agosto, consecuencia de la falta de antigerminantes. “El productor galo no puede conservar y la vende en las condiciones que sean”, recalca el consultor.
En cualquier caso, la industria de patata congelada sigue creciendo sin parar. La gran potencia mundial de esta industria es Bélgica, aunque sigue creciendo por toda esa parte del viejo continente.
De hecho, este noviembre se ha inaugurado la nueva planta de Lamb Weston en Kruiningen (Países Bajos), que producirá 195.000 toneladas de patatas fritas congeladas al año. “La industria procesadora suma y sigue en su capacidad de transformación y con ellos crece la necesidad de patata para procesar. Pensemos que Sudamérica importa más de 800.000 toneladas de patata congelada de la UE al año”, destaca.
Calibres más pequeños que en 2024
Álvaro Resenberg, de la compañía Europlant, apunta que su compañía ha terminado de cosechar la patata de siembra en las diferentes zonas productoras en las que trabaja, 22.000 hectáreas en total.
La compañía ya ha clasificado el 62% de esa producción y por el momento las sensaciones son buenas, con el mismo volumen de producción que el año pasado pero con menor calibre, más adecuado para plantar.
“Hasta ahora hemos descalificado muy poca semilla por problemas de virosis, que está afectando muy seriamente a países como Holanda”, describe.
Esas enfermedades son un factor que puede incidir en la menor disponibilidad de variedades como la agria para las siembras de 2025, que se va a traducir en un incremento notable de su precio.