La campaña turística ha hecho que España crezca en el número de consumidores, lo que está repercutiendo en un aumento de la demanda, al mismo tiempo que las exportaciones a Europa no se detienen.
Todo ello está haciendo que el mercado demande un volumen importante de patata en un momento en el que la campaña está generalizada en Castilla y León.
Los operadores multiplican su actividad en busca de patata y pagan por ella. Tanto en la patata para consumo en fresco como en aquella que se ha cultivado pensando en la industria, cuando no se ha contratado.
El agricultor vallisoletano Miguel Álvarez está arrancando la patata para industria, dentro de variedades que se venden muy bien en Galicia como ‘cachelos’, y su teléfono no deja de sonar. Hay hambre de patata.
Está arrancando en los municipios de Ventosa de la Cuesta y Matapozuelos, donde confluyen los ríos Eresma y Adaja, y apunta que la ola de calor no ha perjudicado al tubérculo porque ya estaba formado, aunque sí ha retrasado las labores de arranque.
“A casi 40 grados no se puede dejar la patata en el suelo en espera de que llegue el camión porque puede mermar su calidad”, subraya.
Para la variedad agria, dirigida a consumo, quedan dos semanas como mínimo. Aquí también los precios están siendo atractivos.
