La III Jornada técnica de la patata organizada por CAMPO en el municipio vallisoletano de El Carpio congregó a más de 600 profesionales de la agricultura interesados en cultivo.
Más de 600 productores y técnicos se han dado cita en El Carpio durante la III Jornada de la Patata, que ha analizado la campaña ya finalizada, calificada de “desastrosa” por los bajos precios pagados, y ha explorado fórmulas para asegurar la rentabilidad del cultivo. Los resultados ofrecidos por este tubérculo están sometidos a fuertes altibajos de un año a otro, merced a las desiguales producciones y, sobre todo, a las oscilaciones en el valor de mercado que experimenta un sector marcadamente globalizado.
Tanto productores como representantes de diferentes compañías han abogado por analizar la cadena de valor de la patata y por detectar en cuál de los eslabones se produce el salto según el cual un tubérculo pagado a doce céntimos el kilo al agricultor termina por pagarse a dos euros en el supermercado.
Con vistas a la campaña de siembras, que se generalizará en la segunda quincena de febrero, distribuidores y envasadores han recomendado planificar las plantaciones de forma adecuada, atendiendo a la demanda de los operadores y consumidores y, sobre todo, apostando por diferentes variedades para diversificar riesgos.
Como ha recordado José Luis Gómez, de la compañía leonesa Hijolusa, España importa todos los años más de 700.000 toneladas de patata, una cifra que se podría reducir “si el sector se organiza y las diferentes zonas plantan las variedades que va a demandar el consumidor español”, de modo que “deje de ser necesaria la importación de países como Francia u Holanda”.
Los participantes en el encuentro han coincido en destacar las propiedades de la patata española, muy superior desde el punto de vista culinario al producto refrigerado traído de otros países. En ese sentido, se ha demandado a las autoridades una campaña promocional similar a la del plátano de Canarias, “con un aspecto peor pero mucho más sabroso que las bananas traídas de otros continentes”, como ha señalado el agricultor burgalés Nicolás Serna. “Del mismo modo, la patata española puede tener peor apariencia, pero es muy superior a la francesa y el consumidor tiene que saberlo”, ha remachado.