El vallisoletano José Ramón Aguado (Alaejos, 1954) es presidente de la Asociación Nacional de Producción y Comercio de Patatas (Asonal) desde abril. Asonal está integrada en la Federación Española de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex). Aguado dirige Patatas Valladolid y también preside la Asociación de Operadores en Origen de Patata de Castilla y León (Asopocyl).
¿Qué es Asonal?
Asonal es una asociación nacional integrada por almacenes operadores de origen y almacenes embolsadores de destino. Hace alrededor de cuarenta años que está activa. Ahora es cuando tiene más representatividad al estar incluida en Fepex; tenemos una mayor cercanía para llegar al Ministerio de Agricultura y a diferentes mesas en las que defender la patata.
¿Cómo encajan los intereses del sector de Castilla y León en Asonal?
En la asociación hablamos de la patata nacional. No nos centramos solo en una comunidad. Los intereses de la región encajan mejor en la creación de una marca de garantía, aunque Asonal está compuesta por 35 socios de los que castellanoleneses somos ocho, así que estamos bien representados.
¿Qué objetivos se ha marcado Asonal?
Hemos empezado con cosas complicadas como es la nueva ley de la cadena alimentaria. Ya no hay nada que cambiar, pero queremos que el ministerio, la Junta u otro organismo nos explique de qué manera podemos desarrollar algo que vemos muy complicado. Incluye conceptos que van a ser muy difíciles de desarrollar, como la propuesta de que todo el producto que supere 2.500 euros tiene que ir con un contrato.
Otros de los puntos complicados es el pago a 30 días. De momento no se está trabajando con arreglo a esta ley, pero llegará un momento en el que no nos quedará más remedio que aplicarla. En estos momentos, el sector no está en condiciones de afrontar esto. Proponemos aplazarlo en la medida de lo posible, aunque haya que aportar algún tipo de intereses de demora. El pago a 30 días para toda la cadena va a ser inviable porque hay muchas dificultades económicas. Es complicado poder cumplir si no encontramos alguna medida intermedia que nos permita a todos estar dentro de la ley, pero con alguna facilidad.
¿No sería bueno para todos el pago a 30 días?
Sí, pero tendríamos que cumplirlo todos. Y eso va a ser muy costoso porque hay muchas empresas que no están en condiciones para ello.
¿Cómo está el sector de la patata?
Hay de todo. Hay empresas saneadas y otras que no lo están tanto. Muchas han desaparecido y otras han empeorado desde el inicio de la crisis en 2008 y con las que es inviable trabajar porque los pagos se retrasan. Hay empresas se han quedado con deudas sin cobrar y eso repercute también en los otros escalones de la cadena.
¿Se valora lo suficiente la patata española?
Cada vez se intenta utilizar más producto nacional. El cambio que se ha producido de la patata de conservación francesa a la nueva española ha sido muy rápido por los precios muy semejantes y porque la calidad culinaria de la nacional es infinitamente mejor. La distribución está apostando por tener el mayor tiempo posible patata nueva en sus lineales, que normalmente no se conserva a las temperaturas tan bajas que emplean en otros lugares.
¿Qué análisis hace del primer Plan Estratégico de la Patata?
Hasta ahora no ha tenido demasiada trascendencia, sobre todo teniendo en cuenta que somos muy deficitarios en lo que se refiere al cultivo. Si seguimos importando de 600.000 a 700.000 toneladas quiere decir que no ha tenido efecto en la ampliación de almacenamientos ni de cultivos. Tendríamos que empezar desde otra base, que sería garantizar que el almacenamiento no va a arruinar a nadie aplicando la cadena de valor. La cadena de valor es fundamental para que el sector se encuentre más seguro y más tranquilo. Si aplicamos a cada eslabón sus costos más sus beneficios será mucho más fácil que nos arriesguemos a hacer almacenamientos para ser autosuficientes e incluso a aumentar el cultivo. Pero al productor, que es la base, tenemos que asegurarle que va a tener una rentabilidad.
¿Hay miedo a almacenar?
No hay seguridad. Hay muchos casos en los que hemos almacenado patatas a 20 céntimos y hemos terminado vendiendo a doce. ¿Quién se arriesga en esas condiciones? Somos los operadores los que corremos el riesgo.
Entonces la estrategia es vender lo antes posible la patata
Claro. Muchas veces, cuando almacenamos, lo que estamos haciendo es generar gastos y, por tanto, pérdidas. Es menos perjudicial venderlas directamente desde el campo que llevarlas a los almacenes.
La consecuencia de todo esto es que el mercado se queda pronto sin producto nacional
No tenemos patata porque no ha dado resultado la ampliación de almacenamientos ya que no tenemos garantizados unos resultados mínimos. Aquí es crucial la cadena de valor. En esto estamos todos embarcados. Hay que aplicar una cadena de valor debidamente controlada en la que todo el mundo lleve un pequeño beneficio, y que dé la seguridad de que no vamos a perder.
En Fepex se ha formado un foro nacional desde donde hay que trabajar en pro de conseguir la cadena de valor, ya que estamos todos representados. No sería tan difícil el acuerdo siempre que a la distribución le garantice el producto para todo el año y a precios estables.
¿Cuál es la fórmula para no perder dinero?
Garantía de precio. Aplicar la escala de valor. Si tienes la seguridad de que no te va a costar dinero nadie tiene inconveniente en almacenar. Es un hecho que en noviembre se nos van los clientes a Francia. Y también es cierto que podríamos mantenerlos hasta enero o marzo pero, primero, tendríamos que asegurarle al productor que no va a perder dinero para que aumente la extensión. Segundo, que los operadores tengamos la seguridad también de que no vamos a perder; ya no hablamos de ganarlo…
¿Qué justificación tiene entonces el almacenaje actual?
Nosotros le vendemos la semilla al agricultor, y cuando llega el momento de la recolección no podemos dejarle con las patatas en la tierra porque prevea que el almacenaje me va a costar dinero. Es la pescadilla que se muerde la cola; si en octubre no recojo las patatas tampoco voy a poder venderle. Dependemos todos de todos.
¿Cómo de cerca estamos de conseguir la unidad del sector?
Más cerca. El concepto de intermediario como especulador se va reduciendo para entender que todos somos colaboradores en la defensa de un producto que nos interesa a todos, que de alguna forma alguien lo tiene que producir, comercializar garantizándose el cobro… La distribución tiene un papel relevante y fundamental.
¿Y la interprofesional?
Parece ser que está muy avanzado, y digo que parece ser porque yo me he enterado por la prensa. Están las cooperativas, la administración y las organizaciones agrarias, pero con el sector operador no han contado. La interprofesional puede ser una buena base, pero debe estar compuesta por todos los eslabones, incluyendo al operador.
Una interprofesional es un punto de apoyo, pero para empezar habría que poner dinero porque tiene que regular muchas cosas; entre otras los precios. Y no siempre el mercado te da precios adecuados.
“Las amas de casa compran la patata que les parece bonita; hay que informar más”
¿El productor elige la variedad atendiendo la demanda del mercado?
Se decanta por la variedad que conoce y que le va bien. Las diferentes variedades tienen ciclos distintos y no vienen todas al mismo tiempo. El año que no valen dinero empezamos a acumular desde el principio mientras que cuando el precio es bueno vamos quemando por delante de los ciclos y eliminando producción. El problema que tenemos en Valladolid es que el 80% de la producción se entrega en agosto y no podemos comercializarlas al completo; todo aquello que no hayamos vendido en agosto o en septiembre son patatas que han envejecido dentro de la tierra, de manera que tenemos que ir a un mercado inferior, de oferta, de saco. La distribución cada vez da más prioridad por la calidad óptica o visual.
¿Qué compra el consumidor?
Las amas de casa, al no tener un conocimiento real de lo que culinariamente es bueno o malo, compran lo bonito. Así, todo el mundo quiere tener en el lineal la patata que sea lo más bonita posible, porque es lo que se vende. Nos vendría muy bien el almacenamiento en cámara para que la patata conserve mejor apariencia que en la tierra. Pero es siempre lo mismo; si no eliminamos los riesgos tampoco haremos almacenamientos.
¿Para cuándo la figura de calidad para la patata de Castilla y León?
Estamos trabajando en ello con el Itacyl. Queremos determinar una serie de variedades que vayan después identificadas como esa patata de calidad pero eso es inviable para esta campaña, quizá para la próxima. Hay muchos requisitos que cumplir. Hay voluntad por parte de la administración y también por parte nuestra, pero va a tardar.
¿Qué margen de crecimiento tiene el sector en la comunidad?
Tenemos 71.000 hectáreas en España y se trata de sembrar entre 15.000 y 20.000 hectáreas más, de las que a Castilla y León le tocarían como mayor región productora alrededor de 4.000 hectáreas. Para ello habría que garantizar la rentabilidad al productor y el almacenamiento. Ocho de cada diez años las patatas que metemos en los almacenes nos cuestan dinero porque simplemente solo con que no suban de precio después de almacenar ya está perdiendo dinero.
¿Le falta promoción a la patata nacional?
Desde Fepex queremos poner en marcha una campaña de promoción lo antes que sea posible. Será informativa y dirigida al consumidor, al ama de casa para que sepa qué es lo que compra; que una patata nueva es infinitamente mejor que una de conservación.