-Se organiza con el objetivo de trasladar al agricultor toda la información ante el inicio de la campaña. Ahora bien, lo convocamos con dos novedades importantes. En primer lugar, el nacimiento de la Marca de Garantía Patata de Castilla y León, que se publicará en breve y que tiene la importancia de ser una figura de calidad amparada por la Unión Europea. El reglamento está redactado y solo está pendiente de que tome posesión el nuevo titular de Agricultura.
-Efectivamente, analizaremos la función de esta entidad, que se está trabajando tanto en el ámbito regional como nacional. Será fundamental, ya que pretendemos que todos los eslabones de la cadena contribuyan a reflotar el sector. Es una herramienta muy importante desde el punto de vista de dos grandes grupos: el sector primario, que estará representado por las cooperativas y las organizaciones profesionales agrarias, y el del comercio, con representantes de los almacenes de origen, los almacenes embolsadores, o de destino, y la distribución.
-Nos permitirá poner en marcha iniciativas de calado, como promociones para incentivar el consumo de la patata o plataformas de investigación y desarrollo. Una vez que la organización interprofesional esté en marcha se podrán recibir ayudas de la Unión Europea para promocionar el cultivo.
-Este tipo de campañas son fundamentales porque existe una gran falta de información, primero, sobre lo que el público compra y, segundo, sobre lo que sucede cuando la patata llega a su casa; porque algunos productos se venden como muy buenos pero después no se pueden usar. Esa es la razón de que baje el consumo: por la baja calidad del producto que se le vende al consumidor.
Pero el consumo es fundamental porque Castilla y León es la principal comunidad productora de patata, que está ante un mal año, con un nuevo descenso en la superficie de cultivo, y ambas realidades están muy relacionadas.
-Esos datos no nos cuadran, ya que disponemos de los datos de patata de siembra vendida en la comunidad, lo que nos llevaría a un descenso mucho mayor.
Sabemos que hay un pequeño porcentaje de gente que ha empleado su propia patata como ‘semilla’, pero no como para compensar la caída en patata de siembra que se ha dado. En todo caso, estamos a la espera de recibir los datos de las declaraciones de la PAC, cuyo plazo de presentación finalizó el 15 de junio.
-Castilla y León puede haber bajado unas 3.000 hectáreas desde el año pasado, hasta unas 17.600. Además, según nuestros datos unas 600 hectáreas han pasado de fresco a industria, con lo cual tenemos que la patata destinada a fresco baja unas 3.600 hectáreas.
A todo esto hay que añadir que los rendimientos por hectárea pueden descender entre el 15 y el 20% respecto al año pasado. Algo similar ha pasado en el conjunto de España, donde por esta suma de factores la producción de patata puede descender el 35%.
-El papel del operador es fundamental, pero da la impresión de que el agricultor no le presta atención, por ejemplo, a la hora de sembrar.
-En España diversificamos demasiado. Hay tres tipos de patata -para lavado, para saco y para industria- y debemos reducir el número de variedades, puesto que muchas de las que se cultivan después no se consumen. ¿Qué sucede? Algunas variedades se siembran para apenas dos mercados concretos y, si estos no responden, el productor tratará de venderlo a toda costa, con lo que bajará los precios y tirará del conjunto del sector hacia abajo.