El año 2014 no solo fue malo para el cultivo de la patata en España, con grandes pérdidas económicas para productores y operadores, sino que vio cómo se acentuaba en el mercado la tendencia a reducir el consumo de este tubérculo. Los hogares españoles adquirieron un 2,6% menos, hasta poco más del millón de toneladas, con el dato adicional de que se consumió más patata importada que producida en España.
Las cifras del nuevo año no han sido mejores y los malos datos de consumo coinciden con la previsión de que la superficie dedicada a la patata caiga un 20% en el conjunto de España. Ese ha sido el porcentaje de descenso en áreas productoras como Cartagena o Sevilla, y amenaza con replicarse en Castilla y León, donde ha caído de forma muy importante la cantidad de patata de siembra adquirida: la compra de semilla holandesa ha descendido el 20%, mientras que la patata de siembra nacional podría haber bajado hasta el 40% en la comunidad.
Todavía habría tiempo para modificar la tendencia en Castilla y León y los diferentes agentes están multiplicando las gestiones ante los productores para que no abandonen el cultivo, conscientes de que el sector puede quedar gravemente herido. El 24 de marzo se reunió Comité Sectorial de la Patata de FEPEX, la Federación Española de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas, donde se constató que los agricultores que abandonan la producción de patata no la retoman en campañas siguientes, sin que ese abandono sea compensado por una mayor dimensión de las explotaciones que permanecen.
Durante la reunión se dio forma a una campaña de promoción de la patata como alimento, en la que además se destacarán las cualidades de la patata nueva nacional frente a la de importación. Javier Boceta, responsable de la compañía Meijer y miembro de Asociafruit, es uno de los defensores de la iniciativa, en la que todos los agentes implicados harán una aportación económica.
Yolanda Medina, vicepresidenta de Asopocyl, destaca las gestiones realizadas con agricultores indecisos, “que han pospuesto la decisión hasta el cierre de la contratación de remolacha”.
No todas las provincias de Castilla y León verán reducida su superficie de siembra, puesto que repetirán aquellas que el año pasado arrancaron las primeras, y por tanto no se vieron tan afectadas por la brusca caída de precios, así como aquellas en las que predomina la patata de industria. De este modo, las provincias más afectadas serán las principales productoras, Salamanca y Valladolid, además de otras, como Segovia.
En el caso de la provincia de Salamanca, otros años la compañía Eurofrits, asentada en Burgos, adquiría 20.000 toneladas de patata para congelar prefrita, y sin embargo este año no lo hará, según Medina. Como consecuencia, parte de la producción se orientará a patata destinada a industria, sobre todo en formato ‘chip’.
La vicepresidenta de Asopocyl también defendió la campaña divulgativa para evitar que de las 75.000 hectáreas de la campaña pasada, España quedara por debajo de las 65.000, “lo que sería una mala noticia porque el mercado español tiene capacidad de sobra para absorber la producción”. Ese riesgo es el que ha llevado a los participantes a cerrar el diseño de la campaña de promoción de la patata española. La propuesta se llevará el 16 de abril al Foro Español de la Patata, en el que también participan la distribución y diferentes empresas que no se encuentran agrupadas en los integrantes del FEPEX.
La campaña divulgativa debe arrancar en mayo, coincidiendo con los primeros arranques, y se prolongará hasta octubre o noviembre, en función de la disponibilidad de patata española. Y es que el consumidor todavía ignora los beneficios de la patata como alimento, “y existe un gran desconocimiento sobre las ventajas de la patata nueva nacional frente a la conservación importada”. Por esa razón, “se destacará que se trata de un producto con un bajo poder calórico, que forma parte de la dieta mediterránea y con elevado contenido en elementos como fósforo, potasio…”.
“Estamos satisfechos de haber alcanzado ese acuerdo ya que la situación no es buena y ha habido despidos”, destaca Yolanda Medina. “Somos empresas que contratan a trabajadores, que pagan impuestos… Y un año igual de malo que el pasado puede llevar al cierre a muchas de ellas. La amenaza es real y por eso hay que dar el do de pecho, y hacer una aportación económica aunque no sea el mejor año”, subraya. Está por ver cómo se comporta finalmente el agricultor de Castilla y León, que ya está retomando las siembras después del agua caída la semana pasada.
José Luis Gómez, presidente del Club Ibérico de Profesionales de la Patata (CIPP), prefiere ver el vaso medio lleno y subraya que la menor producción de la próxima campaña “puede ayudar a que el mercado esté más estabilizado, con precios más acordes a lo que merece el productor”. Gómez hace hincapié en que el mal año que ha atravesado el sector “ha obedecido, entre otras cosas, a que el agricultor no ha puesto las variedades que le demanda el mercado”. Por esa razón, “el productor se va concienciando respecto a qué variedades debe poner, además de cuándo y de qué manera”. En su opinión, “el operador de origen es quien debe indicarle qué patatas poner y de qué modo, porque serán las que le comprará y al mismo tiempo las que él podrá vender a sus clientes; esa va a ser la tendencia para años sucesivos”, vaticina.