«Son las patatas que por desgracia muchos nos hemos acostumbrado a ver y aceptar: unas patatas brillantes, irreales, prácticamente sin impercepciones«, tal y como explican desde Asaja Valladolid, que reitera la imagen atractiva de estas patapas «que no pasan la prueba de la cocina cuando las freímos, cocinamos o guisamos porque no saben a nada o son imposibles de freír sin que se pongan marrones o negras».
Estas patatas lavadas, son casi todas de origen francés, lugar desde donde se importó «esta moda, que está acabando con la verdadera patata de calidad y sabor que toda la vida se ha cultivado» tanto en Castilla y León como en el resto de España.
La patata limpia es culinariamente mejor, la limpia perdura más y ofrece siempre un resultado óptimo se utilice para ensaladas, para freír o para cualquier uso culinario. De ahí que estos días a través de las Redes Sociales más populares Facebook y Twitter, Asaja Valladolid realizase una campaña para que el consumidor empiece a valorar y distinguir las patatas que compra. Todo con el objetivo de que el público empiece a exigir patatas limpias y de calidad de los agricultores españoles.
Esta iniciativa viene a completar un llamamiento que realizó también esta organización para que los consumidores apuesten por comprar patatas nuevas de calidad españolas «que ofrecen un valor añadido a un precio competitivo y justo para los productores de nuestro país».