La cosecha de cereal está marca este año por una cifra, el número 1.500. Es el rendimiento medio que se está obteniendo en la cebada de secano en la mayor parte de las zonas productoras, incluidas varias comarcas frescas.
En León los rendimientos de la cebada están siendo muy desiguales; incluso en una misma finca puede haber una parte de 3.000 kilos por hectárea y otra que no llegue a los 500. La media provincial se sitúa en esos 1.500 kilos.
En el sur de Palencia se ha generalizado la cosecha, tanto de trigo como de cebada, con rendimientos irregulares en las dos comarcas agrícolas: Tierra de Campos y el Cerrato.
Carlos Lobejón, de Agropal, destaca que el año ha sido “malo, aunque no catastrófico”, y que en todo caso el resultado ha sido mejor que las previsiones que barruntaba el agricultor.
Hay cebadas de secano que han dado 3.000 kilos, aunque la franja más habitual se encuentra entre los 1.700 y los 2.300 kilos. Teniendo en cuenta el histórico de la zona, aquel agricultor que haya asegurado puede cobrar del seguro el equivalente a unos 800 kilos por hectárea.
En este caso, los trigos se han beneficiado de las lluvias de junio mejor que las cebadas, ya que tenían margen para granar. Incluso da unos pesos específicos muy cercanos a sus medias habituales.
Mal año de leguminosas
En la comarca la peor parte se la llevan las leguminosas, con unas tormentas que maltrataron a la planta al mismo tiempo que favorecían la aparición de malas hierbas. El guisante da una media de entre 300 y 600 kilos, apunta Lobejón.
Un poco más al sur, en Castroverde de Cerrato (Valladolid), Alberto Duque ha terminado de cosechar el cereal, con unos rendimientos medios entre los 1.600 y los 1.800 kilos, tanto en cebada como en trigo. Y con un aspecto positivo en relación con el peso específico, en torno a 68 kilos por hectolitro. “Hemos tenido un grano extraordinario”, celebra.
Aunque resulte una paradoja, le ha beneficiado el que en su pueblo, que está en la parte alta del valle del Esgueva, no ha llovido nada en las últimas semanas. “En otros sitios la lluvia ha traído más perjuicio que beneficio”, señala.
En la zona de la vega, donde puede regar, los trigos han dado cerca de 8.000 kilos y las cebadas, una media de 6.800 kilos.
Trigos de 2.000 kilos
Aguas abajo, en Villarmentero de Esgueva, donde sí ha llovido desde finales de mayo, se están cogiendo entre 1.500 y 2.000 kilos en las cebadas. También los pesos específicos dan alegrías al productor. Los trigos de secano rondan los 2.000 kilos.
Aquí las alfalfas de regadío se están regando para darles un tercer corte en torno al 15 de julio. “Pero lo mejor es que las de secano dieron un segundo corte de entre 2.000 y 2.500 kilos por hectárea gracias a las lluvias de junio”, celebra Diego Hernández.
Cosechar con malas hierbas
Mientras tanto, en la comarca abulense de la Moraña Luis Corona se pelea con las malas hierbas que han nacido en las parcelas de cebada. Al final ha tenido que segar el cereal junto con las adventicias, lo que le sitúa en el límite de humedad a la hora de almacenar.
Está cosechando una cebada de unos 1.500 kilos por hectárea, con un peso específico por encima de 65. El grano del trigo está algo más flojo, en torno a 70. Ha tenido trigos de 800 kilos por hectárea, sobre todo por los golpes de calor que impidieron la formación de más carreras.
“Mucho trabajo para sacar poca producción” es el balance de un año “complicado”, sometido a mil vaivenes y que ya empezó mal en la sementera, “puesto que tuvimos que sembrar con humedad”.
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Fotografía: cosecha de cebada en la Moraña. Autor: Luis Corona
