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lunes, noviembre 4, 2024
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La actividad se multiplica en un campo más profesional y con nuevas exigencias

Las labores avanzan en un suelo que no siempre está en las mejores condiciones, por culpa del agua y las malas hierbas. El aniversario de la invasión de Ucrania nos recuerda que todo puede complicarse, como saben los productores de amapola y remolacha

Ricardo Ortega

La actividad se multiplica en el campo mientras los días se van haciendo más largos y las temperaturas, algo más suaves. Pequeñas yemas asoman en algunos cultivos leñosos y los almendros más tempranos ya han florecido. Se puede palpar la cercanía de la primavera.

Se rematan las últimas cosechas, como el maíz o la remolacha, y se trata de dar un empujón a las siembras de otoño, mientras se prepara el suelo para lo que llega a continuación, remolacha y patata.

Se cumple un año desde que Rusia decidiera invadir Ucrania, lo que dio al traste con muchos planes y muchas formas de trabajar que ya considerábamos definitivas. Ese aniversario debería habernos recordado que siempre puede venir alguien a desbaratar nuestro planteamiento, pero quizá se nos había olvidado.

Ese torbellino ha llegado para los cultivadores de adormidera, un cultivo que no se puede menospreciar en Castilla y León, comunidad que produce la mitad de la amapola blanca de España. Alcaliber anunciaba hace escasas fechas que este año no habrá cultivo en Castilla y León.

Pocos días después, el ministerio anunciaba que en la Zona Norte no se sembrará ya semilla de remolacha tratada con neonicotinoides; nueva escalada de tensión para un cultivo que volvía a ganar atractivo.

Últimas siembras de cebada

La sucesión de días sin lluvia, incluso con temperaturas altas para la época, han permitido aprovechar para terminar de sembrar cebada. En cuanto a lo sembrado en otoño, está bien nacido pero necesita calor y agua.

La planta se ha beneficiado de unos cuantos días de calor a mediados de febrero y, respecto al agua, hay que esperar a que se cumplan los pronósticos de nuevas lluvias.
También se está abonando, con la buena noticia de que ha bajado el precio del nitrogenado, y hay mucho que tratar.

Luisma Palencia, de la cooperativa vallisoletana Arión, destaca que muchas parcelas están “muy sucias” porque el agricultor tuvo prisa por sembrar y no esperó a que la tierra estuviera purgada.

En la provincia de León se está sembrando trigo de regadío y se dan los últimos coletazos de cebada y avena, principalmente en secano. Son siembras que andan algo justas de tiempo, pero que pueden salir bien si llueve en primavera.

Se trata de variedades que dan mucho juego en un año como este, ya que no necesitan horas de frío para fructificar, aunque lógicamente echan menos raíz y ahíjan menos.

Desde Zamora, Ángel Caballero apunta que el agricultor de la provincia está rematando las siembras que no pudo hacer por culpa de la lluvia.

Ha salido el sol y el suelo va dejando trabajar, en un ambiente de “normalidad” que se agradece en estos años de escenarios imprevisibles. “Pero ya sabemos que la primavera es la que quita y pone”.

Como en otros sitios, se van realizando las coberteras y se trata contra las malas hierbas. En la provincia de Salamanca se abona y se trata, “pero sin mucha prisa porque hay suelos en los que no se puede entrar, y con una previsión de lluvias que no es muy clara”, subraya Rubén Bueno desde la Tierra de Peñaranda.

El campo está “no muy bonito” en la abulense comarca de la Moraña, que acusa las heladas que se han repetido. Allí donde se ha podido entrar se están realizando las coberteras, y es posible que los calores de los últimos días “ayuden a la planta a espabilar”, señala Luis Corona.

Poca actividad en el Cerrato, en el sur de la provincia de Palencia. Carlos Lobejón destaca que el agricultor ha dejado de abonar y está esperando a la lluvia para volver a la carga con el nitrogenado y con los herbicidas de preemergencia en los cultivos más tardíos, como la cebada o el guisante.

Más leguminosas

La superficie de leguminosas va a crecer mucho este año como consecuencia de la PAC. Ya se ha visto a muchos agricultores preparando el suelo para lenteja y guisante, e incluso algunos han terminado de sembrar garbanzos. Por ejemplo en zonas de Salamanca.
En Zamora se está sembrando mucho guisante para grano. El año pasado se sembraron 7.462 hectáreas de guisante seco, y este año se pondrán más.

También se está sembrando guisante destinado a congelado, que en algunos casos se ha tenido que regar para que naciera. El año pasado fueron 500 hectáreas. Se trata de un cultivo que merece la pena, teniendo en cuenta que no demanda mucha agua y se deja de regar en primavera. Además, es rentable. Ángel Caballero apunta que si se alcanzan los 10.000 kilos puede dejar un beneficio de 2.000 kilos por hectárea.

En el sur de la provincia de Palencia ha crecido la demanda de leguminosa, con la situación chusca de que apenas había existencias de los cultivos más demandados, como la veza, de modo que el agricultor sembrará lo que pueda. Desde lenteja y titarros hasta garbanzo, que se sembrará en la segunda quincena de abril.

Hielo y avutardas contra la colza

La colza ha sufrido una tormenta perfecta en algunas zonas. Se suman una siembra tardía y una mala nascencia a un posterior exceso de agua y a un hielo que llegó cuando la planta aún era pequeña. Por no mencionar la presencia de avutardas en algunas zonas, como en la Tierra de Peñaranda.

De algunas parcelas se ha dado parte a Agroseguro, y el resto tendría posibilidades de desarrollo si lloviera bien en primavera. Sería la manera de que la planta aprovechara el fertilizante que se aportó en su día.

Lo que está claro es que la planta puede estar pequeña, pero la raíz es muy profunda. “La planta es muy dura y tiene gran capacidad de resistencia, pero habrá que ver cómo responde después de pasar de mucho frío a 18 grados”, apunta Rubén Bueno.

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