Marta Alcaide
Otro año más, la subida de precios de fertilizantes repercute en el sector agrícola. Según los últimos datos disponibles, en el mes de junio, el Índice de Poder Adquisitivo de Fertilizantes (IPCF) aumentó un 8%. El precio medio de los fertilizantes aumentó en torno al 5%, destacando la subida de la urea (15%) y del fosfato monoamónico (5%).
José Antonio Gallego, agricultor de la Moraña, Ávila, comenta que, a él sí le ha repercutido considerablemente esta subida de precios. “Si antes rondaba los 340-350 euros por hectárea, ahora ronda los 550-600 euros, entre abonos, semillas, gasoil, etc”.
“Hemos pasado de tener unos beneficios, que ya de por sí eran mínimos (sobre todo en mi zona), a tener unos mucho menores. De hecho, estamos teniendo pérdidas”, sentencia.
Pero esta situación tan crítica no sólo afecta a la producción final, sino a todo el proceso. “Ahora, con la nueva PAC, no sólo tenemos que bajar la dosis de abonos y fertilizantes que aplicamos, sino que también tenemos que dividir más las tierras en menos hectáreas, dejar más barbechos y sembrar más proteaginosas. Además de reducir el uso de los fertilizantes, también hemos decidido hacer más siembra directa, mínimo laboreo, gastamos menos tiempo, menos gasoil, menos hierro, y las producciones se resienten”, señala José Antonio.

Por otro lado, Yago Delgado, director técnico de ANFFE (Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes), señala que “según nuestras estadísticas, el consumo de fertilizantes en España en el año 2023 ha sido de 3,7 millones de toneladas de producto, un 5 por cien superior al del año anterior. A pesar de que poco a poco se esté recuperando el mercado, esta cifra sigue estando todavía muy por debajo del consumo de fertilizantes que era habitual en nuestro país hasta el año 2020, que rondaba los 5 millones de toneladas anuales”.
Hay una ligera esperanza de mejora y recuperación a largo plazo. “A pesar de la situación actual, según nuestras estimaciones, el consumo de fertilizantes en el periodo julio 2023– junio 2024 se situaría en torno a 3,94 millones de toneladas, lo que supondría un aumento del 8% con respecto al mismo periodo del año anterior”, sostiene.
José Ángel Cortijo, de Fertiberia, comenta que “para que el agricultor pueda saber cuánto fertilizante debe aportar, debe disponer de toda la información posible de su medio de trabajo: el suelo”.
“Es importante disponer de información sobre el tipo de suelo de una comarca, sobre su textura y su composición. El resto de factores dependen de lo que haya hecho el propio agricultor: qué labores ha realizado, qué rotaciones, si ha incorporado residuos vegetales, estiércol…”.
“Para que el agricultor persiga la máxima productividad y rentabilidad, debe hacerse con la semilla más adecuada a su suelo y su clima, pero también lograr la mejor implantación a través de la fertilización”, señala Cortijo.
Javier Alonso, técnico de Agro Cuéllar, afirma que “dada la situación actual y con el cereal tan barato (alrededor de los 200€) los agricultores escatiman en pagar abonos. Con 300-400 kilos de abono tenemos más de una tonelada de cereal para arrancar y es mucho dinero. Pero la respuesta sigue siendo clara: ni abonar menos ni no abonar. Realizar un abonado eficiente”.
¿Cómo? “Como técnico les recomendamos que es importante que hagan un abonado de fondo o de cobertera con abonos de liberación controlada”.
El abonado es muy importante para el cereal, sobre todo para los centenos, que se siembran muy temprano y el abonado se hace en otoño. Además, ahora el uso de nitrógeno está limitado. Dependiendo de la zona, los suelos son más vulnerables o no.
“Recomendamos más abonos de liberación controlada y menos nitrógeno. Es decir, la utilización de abonos más tecnológicos”, señala Javier.
“Las ayudas no salen rentables”
Los apoyos o recursos que los agricultores reciben de las autoridades siguen siendo un tema escabroso. Tras la subida de precios del año pasado se otorgaron una serie de subvenciones que no tuvieron muy buen resultado. “Al final no nos sale rentable porque las tenemos que declarar y acabamos teniendo que pagar más dinero al pasarnos de cuota. No es plan de futuro. Subir el cereal que sería lo suyo, pero no va a ocurrir”, sentencia José Antonio.
Aunque la tendencia del cereal actualmente está en alza, tendremos que ir viendo qué pasa y cómo influye en el sector.
Bajan los precios internacionales
El sector de los fertilizantes se sigue recuperando tras la importante subida del precio de sus materias primas acontecido entre los años 2020 y 2022, motivado, entre otras razones, por la pandemia del Covid-19 y posteriormente por la guerra de Ucrania.
“Afortunadamente, esta grave situación se ha visto atenuada desde 2023, con una bajada generalizada de los precios internacionales, lo que ha permitido una cierta recuperación”, sentencia Yago de ANFFE.
“El agricultor en ocasiones reduce la adquisición de los fertilizantes debido a la volatilidad de sus precios o por la falta de precipitaciones entre otras causas, pero su aplicación supone una inversión que genera una alta rentabilidad”, sostiene.
Una cosa está clara, el futuro de la agricultura seguirá sufriendo baches salvo que la situación se estabilice o se tomen medidas que sean rentables para los agricultores, los eternos olvidados.