El precio de los fertilizantes se ha disparado este año, pero
lo que de verdad pagaremos caro será la decisión de no aportar
nutrientes a nuestro suelo
Pasamos por momentos difíciles en los que cada decisión que tomamos la debemos valorar económicamente. La agricultura ha dejado de ser una profesión de costumbres en las que hacíamos labores y tratamientos con la única justificación de… “siempre lo hago así”.
El precio de lo que producimos ha subido a niveles que no se conocían, pero al mismo tiempo el valor de todos los insumos que necesitamos para producir también lo han hecho, especialmente los fertilizantes. Lo que pagaremos caro es pensar que no tendrá repercusión no fertilizar un año nuestra explotación.
Es una idea muy equivocada: nos estaríamos haciendo “trampas jugando al solitario”.
En los últimos años, en general, la fertilización que estamos realizado es de mínimos, ni siquiera en todos los casos estamos reponiendo las unidades que extrae el cultivo.
Hay muchas prácticas que hacen que podamos limitar la cantidad de fertilizante.
Una buena rotación de cultivos, la aplicación, cuando es posible, de fertilización orgánica, enterrar el rastrojo, análisis del terreno para conocer las carencias por unidad y un largo etcétera que nos pueden llevar a ser más eficiente y a que la cantidad de fertilizante sea moderada. Pero la fertilización mineral es imprescindible.
No solo la nitrogenada que es lo que parece que muchos agricultores piensan en hacer este año, es necesaria la aportación de otros elementos no menos importantes como Fósforo, Potasa o Azufre, al menos, para llegar a una cosecha óptima.
Otra circunstancia a la que nos enfrentamos es la incertidumbre sobre la distribución que va a haber de fórmulas nitrogenadas en primavera; paradas en la producción y dificultades con el transporte pueden dar en que en los meses en los que necesitamos la aportación de cobertera, en cereal, tengamos verdaderos problemas de suministro. Además del elevado coste que ya han alcanzado, por el momento, en torno a más de tres veces más que en los últimos años.
Este revuelo también va a provocar la equivocada sensación de “que valga todo”, debemos poner especial atención en saber qué estamos comprando. Imprescindible consultar la ficha técnica del producto que se nos ofrece y la calidad de los elementos que lo componen.
Una buena posibilidad para el terreno que no se ha fertilizado en fondo puede ser la aplicación temprana de fertilizantes de “única aplicación”. El cultivo estará ‘nutrido’ en el inicio de primavera y en caso de tener que aportar algo de nitrogenado lo podemos hacer más tarde, después de marzo, viendo como viene el cultivo, el precio del nitrógeno e incluso de la previsión que haya sobre a qué precio vamos a poder vender nuestra producción.
Nuestras fórmulas líquidas con cultivo nacido trabajan en el cultivo mucho más rápido, a pesar de que esta aplicación sea temprana y no se den aún las mejores condiciones de temperatura. Es una ventaja que tenemos respecto al sólido.
Otra opción podría ser la incorporación de potasa en cobertera, junto con el nitrogenado. Sería una solución intermedia a no haber aplicado abono de fondo o a haber utilizado fórmulas sin potasa.
Desde el departamento técnico de Fertifluid Fertilizantes, nos ofrecemos a valorar en cada caso particular la opción más interesante, siempre asegurando la calidad y estabilidad de nuestras fórmulas y la distribución perfecta con cualquier equipo de aplicación fitosanitario.