Nos encontramos en plena cosecha en las regiones más adelantadas de España, y comenzando en las zonas de la mitad Norte, esta campaña supone todo un desafío respecto a las decisiones de venta del cereal. Estamos en la mayoría del territorio nacional, frente a una buena o muy buena cosecha, y si bien quizá nos faltan algunas hectáreas de sembrar cereal, que no se pudieron cubrir por diferentes razones (exceso de lluvia, rotaciones de la PAC…), los buenos rendimientos van a compensar con creces.
A lo largo de este artículo intentaré reflexionar, sobre las principales cuestiones que ahora están sobre la mesa, para tomar la decisión sobre la venta o la no venta de nuestra cosecha:
- Nadie sabe lo que va a ocurrir con los precios, y cuando alguien nos diga si va a subir o bajar el mercado, lo mínimo que debemos hacer es ‘desconfiar’, dado que hay muchos elementos contradictorios que pueden afectar a los precios en las próximas semanas o meses.
- La subida de las cotizaciones de los mercados de futuros de materias primas agrícolas, que se produjo hace unas semanas, comienza a perder fuerza y dichas cotizaciones han ido bajando en las dos últimas semanas, incluso el trigo Chicago por ejemplo está en el mismo punto que hace tres meses.
- Debemos distinguir entre las cotizaciones de los futuros (financiero) y las cotizaciones de los mercados físicos (la compra y venta del cereal que manejamos). Hay ocasiones que van en paralelo, y otras ocasiones como este último mes y medio que van de forma diferente.
Mientras el mercado de futuros subía, el mercado real de la compraventa de granos subía mucho menos, y los vendedores internacionales descontaban sobre el precio del futuro cada vez un importe mayor (esto se conoce con el nombre de “base” o “prima” que puede ser de valor positivo o negativo, y desde finales de abril ha sido negativa y cada vez mayor, llegando a descontar en algunos casos más de 30 euros por tonelada).
Cuando esto ocurre, el mercado está interpretando que hay una cierta “burbuja” en los precios de los futuros y antes o después termina pinchándose dicha burbuja, tal y como está ocurriendo en este momento.
- A nivel internacional, no hay elementos que indiquen que los precios puedan subir a corto plazo. Rusia va a tener menos cosecha que las dos últimas campañas, pero seguirá teniendo una gran producción, y si le sumamos lo que ha sobrado de la cosecha actual, la cantidad disponible para exportar sigue siendo muy, muy alta.
La siembra de maíz en EEUU se ha hecho con normalidad y el cultivo va con buen desarrollo. La producción de trigo en la UE sigue siendo similar a la campaña actual.
Brasil va a recolectar algo menos de maíz que el año pasado, pero con las existencias disponibles, la cantidad final será similar…
Todo esto provoca que siga habiendo precios muy baratos en los puertos para muchos meses en el caso del maíz y cebada (que en el momento de escribir este artículo se ofrece por debajo de los 200 euros en los puertos), y que sigue provocando bajadas y mucha presión vendedora en el trigo.
Sobre todo de Rusia, dado que uno sus principales clientes (Turquía) ha declarado que no permitirá importaciones de trigo hasta octubre para proteger su mercado interno. Y si bien es muy difícil que los productos de Rusia entren en España, sí que provocan competencia en el mercado internacional, y por tanto bajada de los precios.
- El consumo de pienso en España, ha bajado, por el cierre de muchas explotaciones debido a la falta de rentabilidad en algunos casos y las trabas burocráticas de la ley de bienestar animal y similares…
- La declaración, por parte de China, de que dadas las trabas que va a imponer la UE para la importación de coches eléctricos ellos harán lo mismo con productos de alimentación. De esta forma, uno de los principales mercados de venta de la carne de cerdo de España, que es China, está en peligro, y estas dudas generan en el sector porcino un cierto miedo, lo que probablemente llevará en los próximos meses a reducir el número de animales en producción (el sector porcino es el principal consumidor de pienso, en algunas zonas más de la mitad del total, y por tanto de cereales).
- España sigue siendo un país receptor de cereal ya que, aunque nuestra cosecha esperada es mayor, seguimos siendo deficitarios, con lo que la llegada de maíz, sobre todo, es necesaria.
Con todo lo anterior, y la experiencia de la campaña pasada que está terminando, donde a pesar de tener una de las cosechas más cortas de la historia, nos ha terminado sobrando cereal (trigo y cebada sobre todo), y los precios han bajado desde la cosecha al momento actual más de 40 euros, debemos pensar si es una buena idea no vender nada de cereal y esperar que los precios suban (provocando de esta manera que llegue cereal de importación de forma masiva, que estamos viendo que hay muchos vendedores internacionales desando mandar a España) y en unos meses nos podamos encontrar con una gran cosecha de cereal nacional casi sin vender, y ello vuelva a provocar presión de venta, como ha ocurrido esta campaña que termina, y los precios vuelvan a bajar.
Por ello quizá lo más adecuado sea ir vendiendo una parte de lo que estamos recolectando, y evitar así que los fabricantes tengan que recurrir de forma masiva a la importación para cubrir sus necesidades y en unos meses ya veremos qué nos deparan los mercados.