Los agricultores que siguen apostando por la remolacha a pesar de los bajos precios del azúcar están obligados a analizar la estructura de costes y ver dónde se puede actuar para aumentar sus márgenes.
Gonzalo Hernando, de Campaspero (Valladolid), ha demostrado que el riego por goteo es viable técnicamente y competitivo en términos económicos, incluso en lugares que pueden parecer poco aptos para la remolacha. Como en este municipio fronterizo con Segovia, en plena comarca de la Churrería, situado a 900 metros sobre el nivel del mar y sin ningún curso fluvial.
“También en años como este, con altas temperaturas y una primavera extremadamente seca”, recalca Gonzalo, que riega por sondeo a partir de una bomba vertical y un motor de gasóleo. El agua se encuentra a entre 22 y 25 metros de profundidad. “He comprobado que, con respecto a la aspersión, el goteo supone un ahorro de hasta el 40% del gasóleo, gracias a que el motor va a ralentí y se riega más superficie en el mismo tiempo”, señala.
“Riego el doble de superficie con la mitad de energía y ahorro más del 30% del agua, lo que está muy bien porque, con mi concesión, con un riego convencional no tengo garantizado llegar hasta el final de la campaña”, recalca. “El sistema de Rivulis e Irconsa me permite regar de una sola vez una hectárea, mientras que con aspersión, en el mismo tiempo, solo podría regar entre un cuarto y media hectárea”, remacha.
Otra ventaja de este sistema es que hay menos evaporación, de modo que el suelo permanece húmedo durante más tiempo, “y que el riego se realiza igual al margen del viento que haya”. Esa aplicación localizada del agua también supone una útil herramienta para la sanidad vegetal, puesto que no hay una acumulación de humedad que favorezca la aparición de enfermedades.
Es la tercera vez que Gonzalo Hernando emplea este sistema en remolacha, con un resultado excepcional. “El modelo T-Tape, de Rivulis, me da la misma producción o incluso algo más que con un riego convencional”, destaca. El T-Tape lo distribuye Irconsa y Fernando Sánchez, uno de los responsables de la compañía, apunta una serie de gastos que debe afrontar el agricultor.
El equipo de filtrado supone una inversión de 375 euros y la tubería principal, con sus diferentes tomas, cuesta 310 euros por hectárea. Ambas inversiones solo se deben realizar el primer año. Más adelante, el agricultor que apueste por este sistema deberá adquirir -todos los años- la tubería de goteo (379,5 euros por hectárea) y calcular también la mano de obra de montaje (75 euros por hectárea) y de desmontaje (45 por hectárea).
Análisis de gastos
La experiencia de Gonzalo es muy representativa de los beneficios que puede suponer para la explotación este modelo de riego por goteo. Hasta el punto de que Inconsa va a tomar nota de todo lo que suceda este año en la explotación para realizar un cálculo detallado del ahorro en agua y energía que supone su sistema.
En cualquier caso, “en cuanto al ahorro de energía hay que tener en cuenta que para regar por aspersión se necesita que la bomba sea capaz de dar una presión de cuatro bares, mientras que para el sistema de cinta de goteo T-Tape la presión requerida es de solo un bar”, subraya Fernando Sánchez.
Cuando Gonzalo contactó con Irconsa, la compañía realizó en primer lugar un diseño hidráulico, atendiendo al punto de agua, a las características del suelo y a las necesidades del propio cultivo.
La máquina empleada para extender la cinta de goteo T-tape, de la marca Rivulis, es propiedad de Irconsa y se la cede al agricultor para la instalación cuando es preciso. “Es una máquina de funcionamiento muy sencillo, con un bastidor de tres cuerpos y que permite regular la distancia entre gomas en función del marco de plantación definido por el titular de la explotación”, subrayan desde Irconsa.