Cerca de cumplir 30 años de actividad, Paralcampo pone a disposición del agricultor productos y asesoramiento sobre fitosanitarios, fertilización y semillas. Roberto López, fundador y gerente de esta empresa familiar, confía plenamente en un futuro óptimo para el sector
Roberto López (Corrales de Duero, 1957), cono digno hijo de agricultores se decantó por cursar estudios de Capacitación Agraria. “Me gustaba mucho la agricultura”, justifica. El camino parecía marcado desde muy temprano. Una vez terminada la formación comienza a trabajar como distribuidor de productos fitosanitarios en una empresa de ámbito provincial, para incorporarse cinco años después a una multinacional. Cumplida esta etapa, Roberto López inicia su carrera profesional por cuenta propia para finalmente fundar Paralcampo. Hace ya casi 30 años del germen de la empresa con sede en Tordesillas, que puso en marcha con el apoyo de su hermano Pedro.
“Los comienzos siempre son difíciles. Partíamos de cero en el más amplio sentido: solo teníamos el conocimiento de lo que hacíamos, unas ilusiones enormes y ganas de trabajar. Estaba todo por hacer”, rememora. Así, en los tres decenios de vida de Paralcampo el proyecto ha ido creciendo y adaptándose a los nuevos tiempos.
“En nuestros inicios nos dedicábamos exclusivamente a los fitosanitarios, pero vimos que para dar un buen servicio al agricultor teníamos que complementar con otras actividades que necesita para poner sus cultivos en marcha. Es el caso de la fertilización y de todo lo vinculado a la semilla”, explica.
Con este propósito de estar cerca del productor, Paralcampo dispone de dos instalaciones -Tordesillas y Valladolid- y ha incorporado otras sociedades como Firecal, que gestiona Víctor López (hijo de Roberto). En la empresa también trabaja su hija Natalia. El espíritu empresarial familiar les ha llevado a formar parte de otros proyectos agroalimentarios como Forrajes y Proteínas, además de Fertifluid. “Es un proyecto familiar al que nos gustaría darle continuidad y hacerle crecer”, describe con orgullo Roberto López.
Ese carácter familiar se traslada también a la relación con el cliente. El vínculo con los agricultores va más allá que de la acción meramente comercial. “Firecal y Paralcampo están compuestos por un equipo de veinte personas, con algunos departamentos comunes a las dos sociedades: las instalaciones, la logística y la administración, mientras que los técnicos y comerciales están separados. Con el equipo técnico comercial intentamos cada día fidelizar a nuestros clientes, de manera que con nuestro asesoramiento y con el trato personal nos ganemos su confianza”, desvela. No hay más trucos.
Para ello disponen de productos y facilitan asesoramiento al productor durante todo el ciclo del cultivo. En Paralcampo son expertos en semilla, fertilización, control de plagas y enfermedades, en el cuaderno de campo y en otros ámbitos de la campaña agrícola.
El futuro de la agricultura no le ofrece ninguna duda a López: “Nos dedicamos, nada más y nada menos, a producir alimentos para la población. Y nosotros ayudamos a aumentar la calidad y la cantidad de esos alimentos. Es un sector que haciendo la cosas bien da buenos resultados tanto para nosotros como empresa como para el agricultor”. Llegados a este punto es donde hace un llamamiento a que “tanto el agricultor como las empresas tenemos que ser cada día más profesionales”.
En este sentido, López señala como “clave” el papel que desempeñan los distribuidores. “Estamos pendientes de lo que el agricultor demanda. Y
nosotros somos capaces de trasladárselo a nuestros proveedores, que generalmente son multinacionales que pueden trabajar problemas puntuales. Por ejemplo, en Valladolid tenemos un problema grave con el control de la amapola en cereales. Recientemente hemos presentado un producto que lo soluciona. El estar todos bien comunicados permite que se den remedios a los problemas”, argumenta convencido.