La alfalfa de secano se acerca a su primer corte en Castilla y León con un cultivo bien implantado y sin apenas problemas de enfermedades o malas hierbas, consecuencia de un invierno muy seco.
Las lluvias caídas desde el 27 de febrero le han venido muy bien y las temperaturas más bien bajas han permitido que el desarrollo de la planta se ralentizara, con lo que ha sorteado el peligro de las heladas primaverales, una inclemencia a la que es muy sensible.
Así lo señala Felipe González, gerente de la cooperativa Cofocyl, que deshidrata alfalfa y otros forrajes en Santervás de Campos. En su opinión la alfalfa de secano va a crecer mucho en Castilla y León en los próximos años, siguiendo la estela de los últimos tiempos.
José Manuel Raposo, agricultor de Melgar de Abajo (Valladolid), entrega parte de su producción a Cofocyl y se felicita porque el cultivo “ya levanta un palmo del suelo”. Ahora necesita temperaturas suaves para que crezca algo más.
El primer corte se suele dar a finales de abril o principios de mayo, aunque en esta ocasión se retrasará unos diez días. En principio habrá un primer corte con calidad, aunque se verá al segar.
Respecto a las nuevas siembras, Raposo señala que este año ha sembrado varias hectáreas antes de que nevara y que se ha podido perder una parte, “pero por lo general el cultivo va brotando y tiene buen aspecto”. Incluso ha sembrado cinco hectáreas después de Semana Santa, en unas fechas que son perfectamente aptas.
Por el contrario, las vezas se han quedado este año muy pequeñas y van a dar poca producción. “Lo más probable es que no tengan desarrollo suficiente para segarlas, de modo que lo más interesante será dejarla para grano”, prevé.