Parece que el cielo va a dar dos días de tregua, después de unas precipitaciones que se han sucedido sin descanso desde el 27 de febrero.
El panorama ha cambiado de forma radical entre esta primavera y la de 2017, cuando la solana y la canícula generalizadas ofrecían un panorama aciago.
Es posible que muchos agricultores no tengan tiempo de hacer las labores que ya empiezan a urgir antes de que regresen las lluvias, anunciadas para el Miércoles Santo y con una intensidad creciente a medida que se acerca el fin de semana.
Por el momento cabe hacer balance del agua caída, y solo se puede calificar de positivo. Las precipitaciones han superado en los últimos 30 días los cien litros por metro cuadrado en la práctica totalidad de comarcas de la región.
Soria, Burgos, Zamora y Valladolid han sido provincias agraciadas con los chaparrones unas veces y el sirimiri otras. Y sol a ratos.
Por su parte, Segovia y Palencia son las que menos se han beneficiado estas semanas de lo llegado desde el cielo. 138 litros han caído de media en la comunidad según Aemet, en un invierno un 15% más lluvioso de lo habitual en este territorio. También ha sido más frío, sobre todo el mes de febrero.
La duda es si también la primavera se desmarcará con respecto a la media de los últimos años. El delegado de Aemet en Castilla y León, Juan Pablo Álvarez, avanzó la semana pasada que no hay tendencias significativas sobre si va a llover más o menos. Tampoco sobre si habrá temperaturas más altas o no.
El agricultor empieza a tener prisa por entrar a la tierra para aplicar abonos y fitosanitarios, pero con carácter general no ha llegado el momento: en muchos lugares las roderas hacen más daño que lo que ayudan al cultivo nitratos y herbicidas.