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domingo, octubre 13, 2024
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Un sector duro habitado por profesionales con ilusión

José Ángel Cortijo, responsable Zona Noroeste de Fertiberia
Castilla y León ha finalizado una campaña de cereal de resultados regulares, tanto en los rendimientos obtenidos como en un peso específico bajo, con carácter general.

No se sabía cómo se iban a comportar los trigos esta campaña y, al igual que la cebada, se ha dado una gran irregularidad. Eso sí, de forma general han sido más productivos que estas, y dependiendo de las zonas han estado dentro de las medias de los últimos años.

Hay que volver a decir que ha sido un año muy irregular, tanto como las precipitaciones ocurridas en el mes de abril. La diferencia entre dos fincas próximas entre sí ha podido ser de más de 500 kilos por hectárea en función de si cayó agua o no en ese mes. En mayo ya no hubo opción.

Ha sido un año de meteorología tajante, que no diferencia entre agricultores buenos o malos; la diferencia entre ellos se ve en la suma de varios años.

El cultivo de secano que ha resistido este año es el de la colza, gracias sobre todo a su desarrollo más temprano, y a la ‘red’ que le brinda el contar con un extenso sistema radicular. Es un cultivo manifiestamente adaptado al clima extremo de Castilla y León, en el que muchas veces se dan integrales térmicas (la famosa diferencia entre el día y la noche) de 20 grados, lo que no se da en otras partes de España.

La magnífica implantación de la colza no ha sido casual, sino fruto de una intensa labor de investigación en variedades, de la presencia de numerosas semillas híbridas. Es un ejemplo de cómo pueden salir adelante producciones que hace no tantos años eran muy minoritarias, lo que se ha conseguido gracias al esfuerzo y el compromiso de empresas y profesionales. Es algo que debe animarnos a seguir buscando opciones en Castilla y León. Tenemos la superficie, los profesionales, los jóvenes y los departamentos técnicos para sacar adelante ideas y fórmulas innovadoras.

El año ha sido muy duro para las leguminosas. Las vezas para forraje han dado muy poco, lo mismo que la veza para grano, el guisante, la lenteja… o la alfalfa de secano.

Está claro que hay muchas explotaciones agrícolas a las que no van a salir los números, sobre todo aquellas que hayan encadenado dos malos años seguidos, con gastos de producción superiores a los ingresos. En relación con ello, sería interesante realizar un análisis estadístico de las diferentes comarcas de Castilla y León, para hacer un seguimiento de los resultados obtenidos.

La temperatura extrema también afecta al bolsillo del agricultor en los cultivos de primavera, ya que la gente está obligada a regar mucho más, con el consiguiente incremento en los costes energéticos. Los riegos han empezado antes este año y podría darse que duraran más que otros años, con lo que supone para la economía de una explotación. Por desgracia, en los momentos de más calor se da una elevada evotranspiración y el agua no sirve para que la planta genere reservas de almidón, azúcares, etc., de modo que el cultivo no da todo su potencial.

Los cultivos de primavera llevan dos semanas de antelación, lo que en el caso de la patata se puede traducir en un arranque escalonado, acompasado a la demanda, si los primeros tubérculos arrancados consiguen llegar al mercado cuando no haya producto.

Se prevén buenos resultados para la remolacha, ya que este año podríamos estar ante un nuevo récord de producción. No es una cuestión baladí, puesto que la desaparición de las cuotas es en 2017, que está a la vuelta de la esquina. Castilla y León tiene ante sí el reto de convertirse en un referente de este cultivo, lo que le permitirá afrontar con garantías ese reto. Los ensayos de fertirrigación en remolacha están dando unos resultados magníficos y nos da la sensación de que no existe un tope para este cultivo.

En la agricultura ni lo sabemos todo ni somos capaces de imaginar hasta dónde podemos llegar. Hay quien dice que en Castilla y León el regadío es sota, caballo y rey, pero estamos viendo que se puede sacar más a esa sota, ese caballo y ese rey, con unos ensayos en los que cada año sacamos mayores producciones.

Esta experiencia es capaz de llenarnos de ilusión, que es el ingrediente que necesita el campo. Ilusión por aprender, por conocer, por hacer las cosas cada día un poco mejor. Ilusión por descubrir nuevas variedades, por hallar nuevas formas de trabajar… El sector es muy duro, pero está formado por profesionales que en su mayoría se contagian de ilusión año tras año.

Al contrario de los tópicos que muchas veces se manejan desde un ámbito urbano, son muchos los agricultores con ganas de aprender, innovadores, que van por delante a la hora de probar cultivos, fertilizantes o formas de trabajar.

No es casualidad que el setor agrario haya aguantado mejor la crisis, puesto que siempre ha estado en crisis, con incertidumbre sobre lo que estará esperando a la vuelta de la esquina. El agricultor es por naturaleza prudente, ahorrador, porque sabe que el dinero que gane un buen año le servirá para aguantar el año que vengan mal dadas.

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