María Álvarez Escalante
Alrededor de 70 profesionales, pertenecientes a más de 30 comunidades de regantes de toda España que suman más de 600.000 hectáreas, se han dado cita en el I Encuentro Nacional de Comunidades de Regantes con Aguas Subterráneas, que se ha celebrado este martes en el Palacio de Pimentel de Valladolid, sede de la Diputación Provincial.
Una reunión que ha servido para reflexionar sobre el papel fundamental que estas entidades desempeñan en la gestión del agua, analizar los problemas más relevantes a los que se enfrentan y buscar soluciones viables que garanticen el futuro de las aguas subterráneas.
El encuentro se ha cerrado con la firma de un manifiesto en el que instan a las administraciones a “trabajar juntos para desarrollar estrategias y políticas que permitan la gestión sostenible del agua de nuestras comunidades”.
Así, proponen un enfoque que combine la innovación, la educación y la inversión en tecnologías, que ayude a mejorar la calidad y la disponibilidad de las aguas subterráneas, garantizando así recursos adecuados.
“Urge un cambio de mentalidad que impulse la cooperación entre las administraciones y los regantes, buscando soluciones que prioricen el diálogo y el entendimiento mutuo sobre la imposición de sanciones”, reza el manifiesto, en el que alertan sobre la falta de inversión y atención a la regeneración de las aguas.
Una situación preocupante
Los representantes del sector han puesto de relieve la compleja situación en la que se encuentra este recurso, de cuya gestión eficiente dependen la sostenibilidad y el futuro del sector agroalimentario. “La sobreexplotación de los acuíferos, resultado de años de gestión inadecuada de los recursos, problemas como la salinización, la contaminación por nitratos y la falta de regulación adecuada, han comprometido la situación del sector, poniendo en riesgo no solo la producción agrícola, sino también la sostenibilidad de estos valiosos recursos hídricos”, denuncian en su manifiesto.
Los regantes lamentan sentirse perseguidos y acusados de ser los causantes de los problemas cualitativos y cuantitativos que afrontan estas fuentes vitales. “Nos enfrentamos a sanciones desproporcionadas y arbitrarias impuestas por las confederaciones hidrográficas, que buscan soluciones a través de prohibiciones en lugar de identificar y fomentar alternativas efectivas que permitan la mejora y recuperación de acuíferos”, señalan.
Un plan de acción
El encuentro ha servido para asentar las líneas de un plan de acción que mejore la gobernanza de estos recursos para asegurar su disponibilidad.
En este sentido, consideran crucial abordar el reto energético a través de acciones conjuntas, que busquen la eficiencia y la rentabilidad de sus explotaciones con el apoyo de las energías renovables.
Además, consideran necesario formar y aumentar el número de profesionales de la hidrogeología, “cuya labor es esencial para la investigación y gestión adecuada de estos recursos”.
Por su parte, los regantes se comprometen a “cuidar y preservar nuestras aguas subterráneas” y hacen una llamada a la acción “para asegurar que este recurso invaluable esté disponible para las generaciones venideras”.
Reclaman a las administraciones crear herramientas que favorezcan un mayor conocimiento e investigación en el sector. En este sentido, urgen a “la elaboración de un plan estatal que defina las reglas de juego, proporcionando certidumbre al sector”. Este plan debe contemplar la participación activa de los regantes de aguas subterráneas a través de las CUAS, como entes de derecho público “y núcleo principal de corresponsabilidad y garantes de nuestros derechos”.
Reconocer el valor del regadío
En España, aproximadamente 3,6 millones de hectáreas están dedicadas al regadío, que representa alrededor del 20% de la tierra agrícola del país. Es fundamental que estemos unidos y que la cadena alimentaria reconozca el valor del regadío y del agricultor. “Solo en la defensa de una gestión profesional del agua y de la agricultura podemos asegurar un presente y un futuro sostenible para nuestras comunidades y para el país en su conjunto”, destacan los participantes en el encuentro.
En cuanto a las subterráneas, actualmente se estima que en España del orden del 20 al 30% del agua tiene un origen subterráneo. Según el Informe de seguimiento de los planes hidrológicos de cuenca y de los recursos hídricos en España, del año 2021, el volumen de agua utilizado para usos consuntivos en el conjunto de las demarcaciones españolas fue en 2020/21 de unos 28.400 hm3. De esta cantidad, solo unos 6.600 hm3 procedían de las aguas subterráneas, representando un 23,1%.
El regadío es crucial para la producción alimentaria, ya que aproximadamente el 50% de la producción agrícola total de España proviene de tierras de regadío. Esto incluye frutas, verduras, hortalizas y cultivos industriales. Además, las comunidades rurales dependen del regadío no solo para la producción de alimentos, sino también para el desarrollo económico, ya que genera empleo y contribuye a la sostenibilidad de actividades agrícolas.
En este sentido, los profesionales consideran fundamental “que la cadena de valor reconozca el valor del regadío y del agricultor”. “Solo en la defensa de una gestión profesional del agua y de la agricultura podemos asegurar un presente y un futuro sostenible para nuestras comunidades y para el país en su conjunto”, concluyen.