Este domingo en CAMPO 44 os contamos más detalles de cómo es la situación de cada uno de los cultivos de Castilla y León
El campo presenta ahora un buen aspecto, pero no debemos dejar que la buena imagen actual nos engañe. Las lluvias caídas a cuentagotas han servido para que el cereal cubra sus necesidades puntuales, pero sin que la tierra haya podido acumular la reserva hídrica que le es tan necesaria cuando, en pocos días, pegue el estirón del crecimiento vegetativo. La falata de humedad, por otra parte, ha facilitado que el agricultor lleve a cabo las labores necesarias de fertilización y tratamientos.
En general hace falta que llueva ya y con cierta generosidad. En la parte meridional de la Comunidad el panorama es algo mejor. Los trigos y cebadas de Segovia, Salamanca y Zamora tienen menos prisas. Todavía pueden esperar varias semanas a que lleguen las precipitaciones.
Provincias como Palencia, Soria, Burgos, León y Valladolid se encuentran con mayores urgencias. Si las temperaturas propias de la primavera se establecen con normalidad, la planta comenzará a tirar con ganas. Entonces le costará nutrirse del fertilizante y de los demás elementos que necesita. El agua le da la vida, y ahora es algo que escasea.
La falta de lluvias y de nevadas invernales también ha penalizado la recuperación habitual en embalses y acuíferos. El sistema del Carrión (Palencia) es uno de los que menos ha acumulado. Los demás tampoco están muy sobrados. El panorama es de incertidumbre entre los regantes, algunos de los cuales ya se están planteando poner menos maíz para apostar por otros cultivos que precisen menos riego.
La sanidad vegetal es buena, aunque si el mercurio va hacia arriba no tardará mucho en que las enfermedades comiencen a atacar al cereal. El cultivo está retrasado, al igual que ocurre con las demás siembras en Castilla y León.