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sábado, abril 27, 2024
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La humedad da color al cereal en la mitad sur peninsular

La alegría va por barrios y, mientras Andalucía y Castilla-La Mancha tienen un secano “espléndido”, en Castilla y León las siembras son una verdadera lucha contra los elementos

Ricardo Ortega

El análisis de los cultivos siempre tiene al agua como protagonista, pero en este final del invierno la lluvia está teniendo un papel fundamental, casi siempre para bien. La situación de los embalses no es boyante, pero acababa febrero al 52% de su capacidad, con tendencia al alza.

La peor parte, una vez más, se la llevan las cuencas internas de Cataluña, donde la cifra oficial apunta a unas reservas de apenas el 15%.

Las lluvias intermitentes están permitiendo sacar adelante una producción de secano “espléndida” en Andalucía, de modo que con muy poca lluvia más podemos estar ante un año de buenas producciones.

Esta situación que pinta bastante bien en los secanos también está dando un empujón a los cultivos de regadío, singularmente a la patata, que tiene muy buena presencia pero que se va a acercando al final del ciclo con serias dudas sobre el agua disponible.

Lo señala Álvaro Pallarés, que dirige una compañía de servicios al agricultor en Isla Mayor (Sevilla). “Los cultivos de secano tienen muy buena presencia en Andalucía, pero hace falta que llueva en las zonas de los embalses, sobre todo en las provincias de Córdoba y Jaén”, subraya.

El cereal está bien desarrollado, ya ha encañado, y tiene muy buen aspecto “gracias a que llevamos unos meses en los que caen entre 20 y 30 litros y luego pasan dos semanas hasta que vuelve a llover”. “Es una situación ideal”, apunta.

Pero para otras producciones se puede hablar de sequía, que puede llegar a afectar incluso a los cultivos leñosos, advierte Pallarés.

¿Una mala noticia?

Samuel Garrido, de Leganiel (Cuenca), destaca que el cereal está “extraordinario” para esta época del año. Lo que no está claro es si es una buena o una mala noticia “porque le puede pasar como al Atlético de Madrid cuando marca en el minuto cinco y ya puedes prever que se vendrá abajo y al final perderá el partido”, subraya entre bromas y veras.

Estamos en la comarca de la Alcarria y el trigo de Samuel está en un terreno flojo. El calor y el nitrogenado han hecho que la planta ya le llegue por la rodilla. Ha crecido la parte aérea, pero también la raíz gracias a su decisión de situar el abono en línea de siembra, “de modo que la semilla tenga cerca los nutrientes”.

Pero hay que saber hacerlo, “porque la planta se desarrolla bien en la parte aérea y en la parte radicular si aportas 300 kilos de NPK y otros 300 de nitrógeno, pero el agricultor debe calcular si de ese modo es rentable”, advierte.

Campaña encarrilada en los Monegros

En la comarca zaragozana de los Monegros van cayendo 20 litros al mes. Jorge Sasot, de Monegrillo, señala que en la comarca de los Monegros el cereal suele dar entre 1.000 y 2.500 kilos por hectárea. Gracias a la siembra directa y al abonado con estiércol va mejorando el perfil del suelo y un buen año puede obtener 4.000 kilos.

“Este año podría darse bien si continúa igual”, recalca. La amenaza para los cultivos no está en el agua, sino en los fortísimos contrastes de temperatura entre el día y la noche que estamos viendo este invierno. También en las heladas a destiempo, como las que se pueden dar en abril, “que son muy dañinas”.

Suelos encharcados

Una de las comunidades en las que más agua ha caído es la de Castilla y León, con muchas parcelas que siguen encharcadas a principios de marzo. A algún agricultor han tenido que irlo a rescatar porque la sembradora se había hundido en el suelo.

A veces pueden las prisas por terminar de sembrar la cebada. Pero muchas van a quedar en barbecho.

Otros sembrarán caiga quien caiga. Un agricultor de Villalbarba (Valladolid) va a poner 15 hectáreas de cebada de regadío, aunque obtenga bajos rendimientos. Es un compromiso para obtener R2 y lo hará porque sabe que tendrá rentabilidad aunque sean pocos los kilos. Hay trigos que están machacados.

Los que no estén completamente ahogados se abonarán y podrán salir adelante una vez que escampe, vaticina el agricultor Luisma Palencia. Pero está claro que a muchos agricultores se les va a ‘pasar el arroz’ en relación con la cebada.

Panorama desigual en Castilla y León

Para Alberto Duque, de Castroverde de Cerrato, en el valle del Esgueva, en la comarca hay dos realidades diferentes. Quien sembró entre septiembre y principios de octubre tiene ahora un cereal muy desarrollado. En cambio, quien sembró después, en alguna tregua de las lluvias, tiene un cereal cuyo desarrollo coincide con un año normal.

Hay parcelas con exceso de agua, pero en general el cereal está bien y se puede entrar a abonar.

En la cuenca del Duero todo el cereal que se sembró a tiempo está en buen estado, incluida alguna cebada tardía. Eso no quita para que el campo esté bastante parado, sobre todo en zonas productoras de León, de Zamora…

José Cortijo, de Fertiberia, destaca que en algunos pueblos se está haciendo el abonado de cobertera, “aunque la gente va haciendo lo que puede, dada la cantidad de agua que queda en el campo”.

Quien puede se anima con la cebada de ciclo corto, la veza, las leguminosas… “Con carácter general, podemos decir que la situación es más positiva que negativa, y que a simple vista se aprecia la diferencia entre las parcelas que están abonadas y las que no”.

Allí donde ha habido abonado de fondo la planta está mejor implantada y con mayor desarrollo radicular, destaca.

Regresa el topillo

Un año más hay que lamentar la presencia del topillo en determinadas zonas, como en la comarca natural de Tierra de Campos. El agricultor palentino José Luis Marcos lamenta que las administraciones “parecen haber tirado la toalla en relación con esta plaga” y denuncia que hace años se publicó una guía de buenas prácticas para combatirla, pero que la mayor parte del esfuerzo lo debe asumir el agricultor.

“Durante casi dos décadas los esfuerzos se han focalizado en diagnósticos y análisis del comportamiento de la especie, no en actuaciones que permitan un control verdadero de las ‘explosiones demográficas’ que registra la comarca desde la grave crisis de 2006 a 2008, la más importante en extensión, magnitud e incidencia”, recuerda.

Cártamo y garbanzo

Samuel Garrido (Cuenca) está sembrando garbanzo y pronto empezará con el cártamo. Esta oleaginosa se siembra en marzo y se cosecha en septiembre, de modo que permite sembrar cereal casi a continuación. “Tiene una peculiaridad, y es que esquilma la tierra y la deja limpia; puedes poner un cereal en siembra directa con un poco de glifosato o hacer una labor mínima. No es que sea muy rentable, pero ¿qué cultivo es rentable hoy en día?”, se pregunta.

El garbanzo lo ha sembrado más tarde de lo habitual para ver cuánta producción da y cómo se comporta en relación con las malas hierbas. En todo caso, llama la atención que la diferencia en la fecha de siembra en Castilla-La Mancha y en Andalucía es “casi insignificante” como consecuencia del cambio climático.

El viñedo, adelantado

Después de varios años de ciclo adelantado, en esta ocasión la savia circula por la planta de la vid desde muy temprano y podría darse que las etapas se fueran quemando más pronto aún.

Las lluvias están siendo muy positivas para el cultivo, que en la mayor parte de los casos dispondrá de ‘bodega’ para afrontar los meses de mayor demanda hídrica. Es una coyuntura favorable, sobre todo para ese 59% del viñedo español que se cultiva en régimen de secano, según datos del ministerio.

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