La investigación genética para desarrollar nuevas y mejores variedades de cereal no cesa. Y el agricultor es quien, al final, da el visto bueno o no. Miguel Mazagatos -agricultor y técnico de Cecoga- es uno de esos espíritus inquietos que siempre están ávidos por experimentar en busca de lo mejor. Lo tiene claro: “El futuro de trigo y cebada está en la variedades híbridas”, afirma convencido.
Este año ha repetido por segunda campaña en los altos de Ayllón (Soria) con hybiza, un trigo híbrido, blando y semiprecoz de Semillas Fitó que destaca por su sanidad y su alto poder productivo. A Mazagatos le ha quedado una sensación agridulce, así que está convencido de que el próximo año lo volverá a poner.
Cosechó este miércoles, con buen resultado -media de 5.100 kilos por hectárea-, aunque por debajo de las expectativas que tenía. La finaca presentaba muy buen aspecto y las catas que había hecho antes daban en algunas zonas hasta 7.520 kilos. Sí es cierto que la producción ha superado en 400 o 500 kilos las producciones del entorno, en el que hay mucha diversidad de terrenos.
“No sé si ha sido un problema mío… que lo he cosechado un poco tarde, por hierbas, por abonado… Pero no voy a dejar de ponerlo”, reflexiona. La parcela estaba afectada en un 6% por tronchaespigas, ha sido tratada contra hongos -aunque un poco tarde, por lo que tenía alguna rodera- y tenía algo de bromo. “Estas variedades híbridas van a dar mejores resultados en tres años o así, cuando den más rusticidad y se adapten mejor a la zona”, concluye Mazagatos.