La cosecha de girasol sigue en marcha en gran parte de las zonas productoras de la península ibérica, al mismo tiempo que los puertos siguen recibiendo pipa en grandes cantidades.
El origen de ese producto es fundamentalmente la zona en conflicto, Ucrania y Rusia, con unos exportadores que siempre encuentran vías de salida para el producto, sin importar los vetos o el bloqueo de los puertos.
Algunas lonjas españolas registran bajadas en el precio del girasol, con un diferencial muy pequeños entre girasol convencional y alto oleico, aunque la brecha se ensancha en los lineales del supermercado.
Ese precio para el consumidor solo se puede entender porque el precio del aceite de oliva, que sigue disparado, “va arrastrando al alza” a los productos que lo pueden sustituir, como en el caso del alto oleico, destaca César Álvarez, de Oleokelsa.
Mientras tanto, el girasol convencional ya tiene un precio de 390 euros por tonelada en el mercado parisino y registra ofertas en puerto, para entrega inmediata, muy competitivas.
Este nivel de precios para la pipa viene a sumarse a los costes de producción que padece el agricultor, con un cereal que no remonta y unas siembras de colza detenidas por las altísimas temperaturas, al menos hasta el regreso de las lluvias del 13 y 14 de octubre.
