La cosecha del girasol ya se ha generalizado en gran parte de la mitad norte de España después de una campaña compleja que, parece, finalmente se va a poder salvar.
La falta de lluvias en agosto y el ataque de rosquilla que han vivido muchas plantas han bajado las producciones en diversas zonas, que, no obstante, se espera que estén en la media de un año normal.
Distintas perspectivas
La película, obviamente, es diferente por zonas. Ricardo Sánchez, responsable de Fitosanitarios y Semilla de Campal, estima unos rendimientos alrededor de los 900 kilos por hectárea en zonas de Salamanca, una cifra algo baja para lo habitual. “Los girasoles tardíos están mejor por aquí, pero los tempranos han sufrido bastante. En agosto tenía que haber llovido más y ha habido golpes de calor que han afectado mucho”.
Justamente lo contrario pasa en el valle del Esgueva, según comenta Honorato Calleja. “Con los tardíos las aguas se recrearon y están más abiertos, por lo que han nacido peor”. En las dos zonas se sigue cosechando aún.
Mejor van las cosas en zonas donde el agua suele caer con más frecuencia. Humberto Martínez, agricultor del valle de Losa, en la en el norte de Burgos, asegura que el girasol allí está “granando bien” y estima unos rendimientos por encima de los 1.500 kilos por hectárea. Allí todavía no ha empezado la cosecha.
Por su parte, Iluminado Velasco, productor de Olmo de la Guareña, en Zamora, ya ha terminado sus labores de recogida hace unos días. Sus predicciones son “inferiores porque ha sido un verano seco” por allí, con rendimientos de 900 kilos por hectárea, unos 200 menos que un año normal.
Preocupación por el precio
En un año en el que la calidad de la pipa y su grasa es óptima en líneas generales, preocupa el precio. La campaña andaluza ha dejado cotizaciones, alguna semana por encima de los 450 euros por tonelada, una cifra muy interesante para el productor, pero en las últimas fechas se ha reducido.
Las previsiones que hacen todos los profesionales indican que en la mitad norte se podrá vender sobre los 400 euros el kilo, y se espera que no baje debido a que la producción no está siendo elevada.