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domingo, abril 28, 2024
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La importación hunde el precio del girasol: cae 25€ hasta los 400

Bajadas de la pipa en todas las lonjas españolas, pero es en Sevilla donde más se hunde el precio del girasol convencional y del alto oleico

Mientras la cosecha de girasol sigue en marcha en gran parte de las zonas productoras, los puertos siguen recibiendo pipa en grandes cantidades.

El origen de ese producto es fundamentalmente la zona en conflicto, Ucrania y Rusia, con unos exportadores que siempre encuentran vías de salida para el producto, sin importar los vetos o el bloqueo de los puertos.

Esta semana numerosas lonjas españolas han registrado bajadas en el precio del girasol, pro la mayor caída se ha registrado en la de Sevilla, con un girasol convencional que perdía 25 euros por tonelada y fijaba su valor de referencia en los 400 euros.

La bajada para el girasol alto oleico ha sido similar: 25 euros menos en la lonja andaluza, hasta situarse en los 410 euros por tonelada.

Ese diferencial de apenas de diez euros “sorprende mucho, puesto que la brecha de precio es mucho mayor en los lineales del supermercado”, destaca César Álvarez, de Oleokelsa.

Ese precio para el consumidor solo se puede entender porque el precio del aceite de oliva, que sigue disparado, “va arrastrando al alza” a los productos que lo pueden sustituir, como en el caso del alto oleico.

Mientras tanto, el girasol convencional ya tiene un precio de 390 euros por tonelada en el mercado parisino y registra ofertas en puerto, para entrega inmediata, muy competitivas “que están hundiendo al agricultor español”.

Álvarez denuncia el “escándalo” de que España sea el segundo país del mundo en la importación de materias primas desde Ucrania, solo por detrás de China. En el caso de la pipa de girasol, “arrastra los precios sin que existan las exigencias y la trazabilidad que existen en España”.

Este nivel de precios para la pipa viene a sumarse a los costes de producción que padece el agricultor, con un cereal que no remonta y unas siembras de colza detenidas por las altísimas temperaturas. “Al final España va a ser un país para que vengan a hacer safaris fotográficos”, lamenta el responsable de Oleokelsa.

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