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miércoles, octubre 9, 2024
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La rentabilidad del girasol en regadío, indiscutible

José Ángel Cortijo, responsable Zona Noroeste de Fertiberia
José Ángel Cortijo, responsable Zona Noroeste de Fertiberia
José Ángel Cortijo, responsable Zona Noroeste de Fertiberia

El agua sigue siendo noticia, por su ausencia, y ello obliga a recomponer en buena medida el tablero de juego. La CHD está hablando de dotaciones de agua que en algunos puntos no cubren el ciclo del maíz, y en ese contexto aparecen en el horizonte alguna alternativa, como el girasol, que se nos antoja una opción muy sólida en los regadíos.

Ventajas del girasol.  Las necesidades de agua del girasol pueden entrar dentro de las previsiones de la confederación y cabe considerar otra serie de ventajas, como su buen papel en las rotaciones. Como sabe el agricultor, el girasol se siembra lejos de los ‘picos’ de trabajo, deja el suelo en muy buenas condiciones…
Ciclos cortos.  ¿Sembrar girasol? Hay plazo hasta el 15 de mayo para decidirse, sobre todo por el margen que nos otorga la existencia de ciclos cortos. Hoy por hoy la rentabilidad del girasol en regadío es indiscutible, pero debemos ser conscientes de que para ello deberemos obtener la máxima producción, y ahí la fertilización desempeñará un papel determinante.
¿Abonar el girasol? Aunque parezca contrario a la costumbre, es necesario fertilizar este cultivo. Muchas veces olvidamos que el girasol es un gran extractor de nutrientes; un gran esquilmante de suelos. Pero no se trata de un inconveniente; basta con ser conscientes de esta realidad y aportar los  elementos extraídos antes o después del cultivo para no agotar las reservas del suelo. El girasol no vive del aire y, de hecho, necesita más unidades de nitrógeno por tonelada de producción que el trigo.
Lo primero, conocer el suelo.  Como siempre se destaca en esta sección, lo primordial es realizar un análisis de suelo para interpretarlo y conocer qué nutrientes debemos aportar al suelo. Recordemos a este respecto que los análisis realizados con anterioridad pueden tener una validez de entre dos y cuatro años.
¿Qué fertilizante?  Para el abonado de fondo debemos escoger el fertilizante NPK más adecuado para el cultivo y el suelo. Además, deberemos incluir en el abonado un nutriente tan importante como el azufre, que permitirá incrementar el porcentaje de grasa de la pipa: un capítulo muy relevante a la hora de cobrar ese girasol.

Debemos recordar que el cultivo está primado por la calidad, como sabe el agricultor castellanoleonés, con una arraigada cultura de obtener elevadas calidades de la pipa, tanto en alto oleico como linoleico. De nuevo, es una ocasión para agradecer el trabajo desarrollado a lo largo de muchos años en capítulos como la genética. Y es que hoy en día el agricultor acude a su proveedor y demanda tipos concretos de semilla, algo que era impensable hace doce años.

Saber lo que compramos.  Es importante que el azufre que demandamos con ese objetivo sea asimilable, de lo cual podremos cerciorarnos atendiendo al etiquetado:  deberemos leer ‘azufre soluble al agua’. Estamos de nuevo ante el mandato de saber qué es lo que compramos, ante la necesidad de ser profesionales en el campo pero también clientes informados y exigentes al escoger nuestros insumos.
Atención al boro.  Otro nutriente muy importante para el girasol, sobre todo en regadío, es el boro. Este elemento ayuda a la floración y cuajado de la planta, de modo que consiga una buen llenado del capítulo. Se trata de un elemento que con carácter general no está presente en los suelos, y que no suele ser aportado por los agricultores.
No hagamos esperar al nitrógeno.  Ante el abonado de cobertera es absolutamente crucial un adecuado manejo del nitrógeno, ajustándonos a su curva de absorción. En el girasol el momento de la absorción es temprano y por esa razón su aporte también debe ser temprano, para que la planta lo aproveche al máximo en su desarrollo. Es decir, conviene desterrar prácticas como esperar a que la planta ya esté desarrollada para aplicar el nitrógeno.

En este sentido una opción interesante es abonar con nitrosulfato, que aprovecha la sinergia de nitrógeno y azufre en su absorción y en la penetración de la planta. Son buenas prácticas para el abonado de un cultivo que ha dejado de ser el patito feo del campo regional.

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