El girasol de secano es el cultivo más expuesto a la ola de calor que se vive en estos días. Es un cultivo que se encuentra en pleno proceso de floración y que se comenzará a recolectar a mediados de septiembre
Una parte importante de la superficie sembrada se hizo de forma tardía, debido a las lluvias de primavera, por lo que acumula un cierto retraso en su ciclo. La nascencia fue por lo general buena, pero la ausencia de lluvias desde hace varias semanas ha hecho que el cultivo se resienta en su desarrollo, y ahora afronta una ola de calor, en pleno proceso de floración y formación de la pipa, que tendrá efectos muy negativos sobre las expectativas de producción.
En la última Comisión Provincial de Estadística Agraria de León se estimaron producciones con rendimientos de 1 tonelada por hectárea en secano, y 3,2 en regadío.
El girasol de secano se ha convertido en una alternativa al barbecho en el proceso de rotación de las tierras destinadas al cereal. Es un cultivo muy resistente a la sequía debido a sus profundas raíces, pero para conseguir producciones rentables se requieren rendimientos superiores a 1.000 kilos por hectárea, que únicamente son posibles en las tierras de mayor calidad.
Una vez recogida la cosecha entre los meses de septiembre y octubre, la mayoría de las fincas se siembran de cereal de invierno y por lo general con prácticas agronómicas de siembra directa o mínimo laboreo, lo que reduce costes de cara a la campaña siguiente.
Con respecto al girasol de regadío, y dado que la campaña de riego está garantizada en todas las zonas regables, no hay riesgo de reducción de los rendimientos por las actuales altas temperaturas. Este cultivo es muy poco rentable en regadío, por lo tanto, no llega a convertirse en una alternativa al maíz, y se siembra sobre todo por las exigencias de la PAC, al considerarse cultivo mejorante.
La pipa de girasol, que se destina sobre todo a la extracción de aceite para consumo humano, y como producto secundario a la obtención de una torta de alto valor proteico para la alimentación animal, cotiza en los mercados internacionales de forma similar a los cereales, al ser un mercado globalizado sin apenas medidas intervencionistas. En la actualidad los precios son bajos (415 euros tonelada en la Lonja de Sevilla), marcados por las importaciones sobre todo de Rusia y de Ucrania, principales zonas productoras del mundo.